Carbono azul como el mar azul

Desde pequeños nos han enseñado la importancia de proteger nuestros bosques y selvas. Y cómo no lo vamos a hacer, si sabemos que son ecosistemas que producen el oxígeno que necesitamos para vivir y remueven contaminantes del aire como el CO2, el cual se encuentra en exceso en nuestra atmósfera y está ocasionando muchos estragos en el sistema climático.

Sin embargo, existe otro conjunto de ecosistemas que son igual de importantes e incluso son más efectivos para remover el CO2: los manglares, las marismas y los pastos marinos. La actividad fotosintética que realizan estos ecosistemas marinos permite remover y almacenar CO2 en el lecho marino y es por eso que a este carbono se le da el nombre de carbono azul.

Los residuos de carbono producidos por los bosques de manglares, marismas y pastos marinos son enterrados en los sedimentos costeros donde pueden permanecer por milenios. Además de enterrar una fracción de su propia producción, alteran la turbulencia y atenúan la acción de las olas, promoviendo así la sedimentación, lo que asegura que una mayor cantidad de carbono pueda ser almacenada.

Estos ecosistemas están presentes en casi todas las costas del mundo, y aunque solo cubren el 2% de la superficie oceánica, 50% del carbono almacenado en los sedimentos costeros ha sido sepultado por ellos.

Mapa adaptado de The Blue Carbon Initiative.

Además de capturar carbono azul, los manglares, las marismas y los pastos marinos también cumplen con diversas funciones:

  • Sirven como barrera contra los fuertes vientos e inundaciones que generan las tormentas y ayudan a proteger a las comunidades costeras, evitando las pérdidas materiales y de vidas humanas.
  • Muchas especies utilizan estos ecosistemas como refugios, incluso algunos animales como los tiburones los utilizan como lugares de crianza.
  • Ayudan a mantener saludables los sitios de pesca de los dependen muchas comunidades locales.

No obstante, a pesar de los múltiples beneficios que proveen, estos valiosos sitios naturales están en peligro pues año con año su área de extensión se reduce más y más. Se tiene estimado que la tasa de pérdida de estos ecosistemas es cuatro veces mayor que la de los bosques tropicales.

Además de la pérdida de biodiversidad y de sus servicios ambientales, al retirar la vegetación el carbono que ha sido removido y sepultado en los sedimentos vuelve a ser liberado tanto a la atmósfera como al agua de los océanos. Por estas razones deben de tomarse medidas urgentes para su preservación, para que sigan teniendo un papel en el control de las concentraciones de gases de efecto invernadero y en la mitigación del cambio climático.

Por desgracia, los ecosistemas de carbono azul aun no son reconocidos por su valor de mitigación dentro de los marcos políticos internacionales y nacionales, pero los esfuerzos por proteger a estos y al resto de los ecosistemas marinos están comenzando a hacerse eco en el medio internacional.

En el año 2017, la ONU proclamó la Década (2021-2030) de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible con la finalidad de respaldar los esfuerzos para revertir el deterioro de los océanos. La idea es movilizar no solo a los científicos sino a todos los grupos interesados detrás de un marco común que garantice que la ciencia oceánica pueda ayudar plenamente a los países a crear mejores condiciones para el desarrollo sostenible.

Bajo los procesos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), 2019 ha sido el primer año en el que la importancia de los océanos comenzó a incluirse en las discusiones con los tomadores de decisiones. En la COP25, que tendrá lugar a principios de diciembre en la ciudad de Santiago de Chile, la presidencia ha declarado que también estará impulsando la inclusión de los temas relacionados con los océanos y hasta han denominado a esta conferencia como la COP Azul.

Los ecosistemas de carbono azul son piezas clave para combatir el cambio climático. Las oportunidades para remarcar su importancia se están abriendo en múltiples espacios en los cuales debe de garantizarse su protección y su manejo sustentable, si es que queremos seguir gozando de los servicios que nos ofrecen.