La educación puede aumentar las emisiones, pero mitigar el costo humano del cambio climático

This is an authorized translation of an Eos article por Planeteando. Esta es una traducción al español autorizada de un artículo de Eos por Planeteando

El incremento en la educación en los países en vías de desarrollo podría traer un aumento modesto en las emisiones de carbono debido al crecimiento económico, pero la educación podría también reducir el impacto negativo del cambio climático en poblaciones vulnerables.

Por Jon Kelvey | 9 de junio del 2020

Las discusiones populares sobre el cambio climático a menudo se centran en los hechos geofísicos brutos del calentamiento: el derretimiento de los glaciares; mares en aumento y acidificantes; el verano del Ártico cada vez más libre de hielo, y en la respuesta más directa a él: reducir las emisiones de carbono.

Pero como fenómeno global, el cambio climático y sus impactos se entrelazan con una amplia variedad de comportamientos y factores que interactúan y que preocupan a las personas. No es solo reducir las emisiones lo que importa. La forma en que se reducen las emisiones y cómo esas reducciones se relacionan con el crecimiento económico y los esfuerzos para reducir la pobreza mundial también son factores cruciales.

Niveles altos de educación podrían aumentar ligeramente las emisiones debido al crecimiento económico, pero los beneficios de una mayor educación superan esto, en términos de educación como un bien en sí mismo y como una forma de construir resiliencia frente a los impactos negativos del cambio climático.

Un nuevo artículo en la revista Nature Sustainability, se centra en uno de esos factores complejos, cómo educamos a la próxima generación, y se pregunta qué sucede durante los próximos 80 años a medida que aumenta el nivel educativo en los países en vías de desarrollo. Los investigadores encontraron que niveles más altos de educación podrían aumentar ligeramente las emisiones debido al crecimiento económico, pero los beneficios de una mayor educación superan esto, en términos de educación como un bien en sí mismo y como una forma de construir resiliencia frente a los impactos negativos del cambio climático.

«Creemos que estos resultados ayudan a informar las discusiones sobre políticas destinadas a fomentar el desarrollo sostenible», dijo Shonali Pachauri, una de las autoras del artículo e investigadora principal del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados en Austria. «Esas políticas están destinadas a mejorar el bienestar humano y al mismo tiempo preservar el medio ambiente».

Escenarios compartidos

El análisis del estudio utiliza varios conjuntos de suposiciones y modelos compartidos a menudo utilizados por investigadores climáticos que intentan proyectar los impactos del cambio climático en las vidas humanas y el impacto de los comportamientos humanos en las emisiones y el cambio climático. El primero de ellos son las Trayectorias Socioeconómicas Compartidas (SSPs, por sus siglas en inglés), cinco escenarios acordados internacionalmente que exploran el cambio climático y las respuestas sociales proyectadas hasta el año 2100. Los escenarios van desde una respuesta global hipotética muy «verde» que cambia rápidamente a energías renovables y reducciones drásticas en emisiones de carbono (trayectoria 1) a un escenario con alto uso de combustibles fósiles (trayectoria 5).

«Los SSPs definen diferentes escenarios de referencia que podrían ocurrir en ausencia de cualquier esfuerzo internacional concertado para abordar el cambio climático, más allá de los ya adoptados por países [individuales]», dijo Brian O’Neill, científico de sistemas terrestres de la Universidad de Denver y primer autor del artículo.

Para este estudio, los investigadores eligieron el SSP 2 como punto de partida para modelar el impacto de las diferentes tasas de logro educativo utilizando el modelo integrado Población-Economía-Tecnología-Ciencia (iPETS, por sus siglas en inglés), que proporciona proyecciones de crecimiento económico, energía, uso de la tierra, y emisiones. El SSP 2 es un escenario intermedio que en su mayoría continúa con las tendencias históricas con respecto al crecimiento y las emisiones. Al comenzar con el SSP 2 y asumir tasas de crecimiento rápidas, intermedias o estancadas en el logro educativo en los países en vías de desarrollo, los investigadores pudieron proyectar cómo la educación podría afectar esas proyecciones de iPETS.

Los investigadores también midieron los impactos proyectados por iPETS contra el Índice de Desarrollo Humano, una medida amplia de vulnerabilidad social, según Pachauri. “Es una función de tres subíndices para la esperanza de vida, educación e ingresos”, dijo, lo que permitió a los investigadores medir aún más el efecto de diferentes tasas de logro educativo sobre la vulnerabilidad humana a otros impactos del cambio climático, una medida de resiliencia.

 Lo que encontraron

El estudio encontró que en los escenarios de logros educativos lentos a estancados, las emisiones netas hasta el año 2100 en realidad disminuyeron.

Por otro lado, es probable que un crecimiento más rápido en los logros educativos produzca un aumento de la actividad económica y un eventual aumento neto de las emisiones de alrededor del 5% al 25% para el año 2100, dependiendo de la región. Eso es a pesar del impacto compensador de la educación y el crecimiento económico sobre la tasa de fertilidad (reduciéndola), lo que ralentiza el crecimiento de la población y las emisiones.

Los investigadores señalan, sin embargo, que niveles más altos de educación también se correlacionan con puntuaciones mucho mejores en el Índice de Desarrollo Humano, lo que indica que las personas mejor educadas son más resilientes frente a los impactos negativos del cambio climático.

El hallazgo de que la educación puede ser crucial para aumentar la capacidad de adaptación de las personas al cambio climático amplía los estudios de algunos investigadores anteriores, incluida Raya Muttarak, demógrafa del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados que no participó en el nuevo estudio. El trabajo académico de Muttarak se ha centrado en la adaptación climática, y ha argumentado que un impulso por la educación universal, en lugar de inversiones en respuestas de ingeniería al cambio climático, como los malecones, podría generar más beneficios en el Fondo Verde para el Clima de las Naciones Unidas.

“Podemos esperar que las sociedades del futuro, donde las cohortes más jóvenes que están mejor educadas debido a la expansión educativa habrán reemplazado a las mayores, sean más resilientes y quizás también más sostenibles desde el punto de vista ambiental”

«Creo que el artículo es convincente dada su sólida base teórica», dijo Muttarak. Debido a que la educación es un factor importante en una amplia variedad de resultados de la vida, “podemos esperar que las sociedades del futuro, donde las cohortes más jóvenes que están mejor educadas debido a la expansión educativa habrán reemplazado a las mayores, sean más resilientes y quizás también más sostenibles desde el punto de vista ambiental.»

“La única área donde la evidencia aún no es concluyente es en el efecto de la expansión educativa sobre las emisiones”, continuó Muttarak. «Creo que esta es el área en la que necesitamos más investigación, tal vez en el nivel micro que analiza el consumo general de un individuo».

Pachauri y sus colegas enfatizan que su trabajo es bastante preliminar y que sugiere muchos caminos para futuras investigaciones. “El análisis de sinergias y compensaciones entre objetivos es un área de investigación cada vez mayor”, escribió. Por ejemplo, «no exploramos en detalle los impactos de los cambios en la participación de la fuerza laboral (especialmente para las mujeres), que podrían tener múltiples sinergias y algunas compensaciones con los objetivos de desarrollo sostenible».

Erich Striessnig es profesor de demografía y desarrollo sostenible en la Universidad de Viena y se unió a Muttarak en su llamado para enfocar los fondos climáticos de las Naciones Unidas en la educación, basándose en el trabajo que publicó en 2013 en la revista Ecology and Society. Su conclusión del nuevo estudio es que, aunque hay muchos factores que simplemente no se pueden modelar de manera integral y que hay sinergias y compensaciones interminables que examinar, estos factores no implican de ninguna manera que las acciones políticas efectivas no sean posibles.

“La lección importante que se debe aprender es que al no hacer nada, empeoramos mucho las cosas cuando de hecho tendríamos opciones”.

“Al leer un estudio como éste, ciertamente debemos tener en cuenta que describe un futuro que aún puede desarrollarse de muchas maneras diferentes”, dijo. “La lección importante que se debe aprender es que al no hacer nada, empeoramos mucho las cosas cuando de hecho tendríamos opciones”.

-Jon Kelvey (@jonkelvey), Escritor Científico. 

This translation was made possible by a partnership with Planeteando. Esta traducción fue posible gracias a una asociación con Planeteando. Traducción de Daniela Navarro-Perez (@DanJoNavarro) de @Geolatinas y edición de Anthony Ramírez-Salazar (@Anthnyy)

Imagen de portada por NeONBRAND disponible en Unsplash