This is an authorized translation of an Eos article. Esta es una traducción al español autorizada de un artículo de Eos.
This translation was made possible by a partnership with Planeteando. Esta traducción fue posible gracias a una asociación con Planeteando. Traducción Sofía Barragán Montilla @AlleBlack de @GeoLatinas y Edición de Bernardo Bastien
Entre sus viajes de investigación a la Antártica y al Ártico, Pettit lidera regularmente campamentos para mujeres jóvenes enfocados en arte y ciencia.

Por Katherine Kornei, 30 de marzo de 2020
La Antártica es un lugar increíble para hacer investigación, como bien lo ha vivido la glacióloga Erin Pettit durante sus 15 viajes al continente blanco. Pero guiar jóvenes energéticas y científicamente curiosas a través de la naturaleza tiene sus propios retos y emociones. Por casi 20 años, Pettit, profesora asociada de la Universidad Estatal de Oregón en Corvallis, ha equilibrado su carrera de investigación con su liderazgo en expediciones para mujeres jóvenes que incorporan experiencias de ciencia y arte.
Pettit creció en el Pacifico Noroccidental, y su pasión por el aire libre nació de numerosas excursiones, salidas en botes y viajes de campamento en y alrededor de Puget Sound. Su padre, profesor de economía, fomentó su interés por la ciencia. “Siempre le gustó ayudarme a hacer pequeños proyectos para ferias de ciencia,” dice Pettit. Su madre, quien estudió matemáticas en una pequeña universidad en Massachusetts antes de hacer un traslado a la Universidad de Washington por su mayor oferta de cursos, inspiró a Pettit a trabajar para superar sus retos académicos. “Si mi mamá puede hacerlo, yo también puedo,” pensaba Pettit. “Aunque tuve muchas dificultades, supe que eventualmente podría hacer matemáticas.”
En preparatoria, Pettit disfrutó sus clases de matemáticas y ciencia, pero también se mantuvo ocupada haciendo deporte y participando en la banda de música de la universidad. Ella disfrutaba el arte y escribir, pero mantuvo esos intereses en secreto ya que le costaba creer que alguien interesado en matemáticas y ciencias tuviera permitido ser creativo. “Hice muchos proyectos de arte en casa porque siempre fue un amor secreto.”
De los Carros Híbridos a la Geociencia
Después graduarse, Pettit se dirigió hacia el Este, a Rhode Island y a la Universidad de Brown, donde obtuvo un título en Ingeniería mecánica. Sin embargo, su primer empleo después de la universidad la trajo de vuelta a la Costa Oeste, esta vez al área de Los Ángeles. Acepto un puesto como ingeniera diseñando carros híbridos y eléctricos, trabajo que resonaba con sus creencias personales.
“Empecé a darme cuenta que necesitaba hacer algo en mi carrera que se conectara con algunos de mis valores” dijo Pettit. Ella modeló y equipó el rendimiento de los carros y desarrolló algoritmos para optimizar la cantidad de potencia necesaria de un motor respecto al de una batería. “Manejábamos y colectábamos datos” explica Pettit “no es tan diferente a lo que hago ahora.”
Pero después de 4 años, Pettit anhelaba ser más creativa. “No encajaba bien en el horario de tiempo completo” dice, “mi cerebro no funciona de forma tan estructurada.” Pettit recordó la última clase de ciencia que tomó en la universidad: geología planetaria. El profesor, Peter “Sparky” (en español “chispa”) Schultz, tenía una habilidad para conectar los principios de la ingeniería mecánica con las ciencias de la Tierra y las ciencias planetarias. “¿Cómo fluye el calor? ¿Qué pasa cuando se fractura algo? ¿Qué pasa si un meteorito choca contra un planeta? Estos son problemas de ingeniería.”
Acceso a la Biblioteca
“Siempre he sido una nerd de la reología,” cuenta Pettit. Estudiar hielo “tenía sentido con mi experiencia en ingeniería.”
Así fue como el interés de Pettit por la Geofísica comenzó. Afortunadamente, su círculo de amigos en ese momento incluía estudiantes de posgrado e investigadores postdoctorales del Instituto de Tecnología de California, quienes la ayudaron a entrar en la biblioteca de geología de la universidad. Pettit leyó atentamente libros y revistas, fascinada con los estudios de la superficie terrestre, particularmente de las regiones cubiertas por hielo. El hielo la cautivó porque fluía y cambiaba.
“Siempre he sido una nerd de la Reología,” cuenta Pettit. Estudiar hielo “tenía sentido con mi experiencia en Ingeniería.”
Pettit regreso a su hogar en Seattle para obtener un Doctorado en Geofísica en la Universidad de Washington. En su tesis, modeló como el hielo fluía y aplicó sus resultados a un domo de hielo en Antártica Occidental. “Quería algo que fuera socialmente relevante,” dijo Pettit. “El verdadero papel de los glaciares en el sistema climático no era del todo comprendido.”
Montañas para Todos
Mientras estaba en el posgrado, el interés de tanto tiempo de Pettit de guiar y apoyar jóvenes creció. “Me encanta estar en las montañas y en el campo, enseñando y trabajando con estudiantes,” dice.
Con el apoyo de la Universidad de Washington y el Instituto Cascadas del Norte, Pettit fundó “Girls on Ice”, en español “Chicas sobre Hielo”, un programa para atraer a mujeres jóvenes a expediciones de varios días y sin costo, enfocadas en el arte y la ciencia. “Empecé Chicas sobre Hielo para compartir lo que amaba acerca de explorar y adentrarme en las montañas,” cuenta Pettit. Pettit y Michele Koppes, una glacióloga actualmente ubicada en la Universidad de Columbia Británica en Vancouver, guiaron la primera expedición en 1999 con 5 jóvenes mujeres. El grupo escaló el Rio Cascade del Estado de Washington y exploraron el Glaciar Cascade Sur.
“Erin es toda una partidaria de la exploración y la educación.”
Chicas sobre hielo ha crecido significativamente desde la expedición inaugural: cientos de mujeres jóvenes han participado, y el programa ahora se llama Expediciones Inspirando Chicas ya que comprende expediciones enfocadas en agua y tierra, así como experiencias en el hielo. Los viajes son dirigidos por instructores que contribuyen una serie de experiencias científicas, de montaña, artísticas y de comunicación.
Maria Coryell-Martin, una artista expedicionaria basada en Port Townsend, Washington, trabajó como instructora de Expediciones Inspirando Chicas por tres temporadas. “El enfoque es aprender acerca del mundo natural y explorarlo a través de la ciencia y el arte,” dice. “Erin es toda una partidaria de la exploración y la educación.”
Trayendo la Ciencia a la Vida
Claire Giordano, una artista ambiental y escritora que vive cerca de Seattle, recuerda el viaje a Cascades de Girls on Ice del cual fue parte en 2010. La expedición de doce días en el Monte Baker del Estado de Washington fue una “experiencia increíble,” cuenta Giordano, quien acababa de empezar la universidad en esa época.
Antes del viaje, Giordano había planeado estudiar Psicología. Pero en cambio, obtuvo dos diplomas en Filosofía y Estudios Ambientales, una decisión que atribuye a su experiencia en Chicas sobre Hielo. “Ese programa, muy específicamente, fue determinante en mis opciones de carrera,” dijo Giordano.
Tres instructoras guiaron el viaje de Giordano: una botánica, una guía de montaña y Erin Pettit. Giordano recuerda un día en el que Pettit guió energéticamente al grupo a un afloramiento de rocas. Pettit explicaba que, mientras los glaciares viajan lentamente sobre el paisaje, dejan marcas que al día de hoy siguen siendo visibles. “Pueden ver estas estrías en la roca, donde los glaciares han dejado grandes marcas,” dijo Giordano. Según ella, eso trajo la ciencia a la vida y se dio cuenta que la ciencia era otra forma de ver y entender al mundo.
“Erin nos dio a todos el regalo… de ver el paisaje de otra forma,” cuenta Giordano.

Un Glaciar para Ver
Cuando Pettit no está liderando expediciones, está estudiando cómo el hielo de las regiones polares de la Tierra se mueve, se deforma y se fractura. “El hielo está realmente vivo,” dijo Pettit, quién en 2013 recibió el título de Exploradora Emergente de National Geographic, en un simposio organizado por National Geopraphic. “Fluye en nuestro paisaje.”
Actualmente Pettit es parte de un equipo internacional que investiga el Glaciar Thwaites de Antártica. Si este glaciar colapsa, los investigadores creen que el nivel del mar subiría varias decenas de centímetros.
Pettit es una de las dos investigadoras principales del Servicio Regional de Thwaites-Amundsen y del proyecto de red Integral de Procesos Atmósfera – Hielo – Océano (TARSAN por sus siglas en inglés), un componente de la Colaboración Glaciar Internacional Thwaites. Ella y sus colegas están examinando la estabilidad de la plataforma de hielo flotante de Thwaites, una franja de hielo de 120 kilómetros de ancho que esta siendo erosionada desde abajo por corrientes de agua. La plataforma de hielo actúa como la única barrera que impide que un glaciar del tamaño de Florida salga al mar.
“Hemos estado observando a Thwaites por varias décadas” dijo Pettit en la Reunión de Ciencias Oceánicas de 2020 en San Diego. “existe mucha información en el sistema que estamos intentando comprender.”
Según Karen Heywood, oceanógrafa de la Universidad de Anglia Oriental en el Reino Unido e investigadora principal, el equipo TARSAN, que incluye oceanógrafos, glaciólogos y meteorólogos, ha instalado sensores debajo de la plataforma de hielo para monitorear las corrientes de agua, también han marcado elefantes marinos y focas de Weddell con instrumentos para registrar las condiciones oceánicas, y han puesto en marcha un vehículo submarino automático debajo de la plataforma de hielo de Thwaites, según Heywood “Erin ha sido particularmente buena integrando todos los elementos de este proyecto.”
El Arte y la Antártica
El amor de Pettit por el hielo la ha llevado por todo el mundo, ha puesto sus botas en Alaska, British Columbia, Chile, Ecuador, Groenlandia y Nepal. Pero hay un lugar que resalta para ella: las Cataratas de Sangre en Antártica. La increíble cicatriz roja y naranja cerca de la terminación del Glaciar de Taylor es una vista escalofriante en un paisaje blanco. Después de haber hecho su trabajo de campo allí durante el verano austral de 2013 – 2014, Pettit y sus colegas demostraron que las Cataratas de Sangre deben su apariencia característica a la oxidación: las plumas de agua marina que viajan a lo largo del glaciar, y el hierro contenido en la salmuera se oxida al entrar en contacto con el oxígeno.
“Científicamente es muy interesante y es una característica impactante del paisaje” dice Pettit. Usualmente, Pettit lleva con ella un pequeño cuaderno de bosquejos a su trabajo de campo, y su dibujo de las Cataratas de Sangre captura los ríos rojos y naranjas bajo un cielo azul claro.

“No encontrarás mi arte en un museo en el futuro cercano, pero me ayuda a explorar el lugar,” dijo Pettit. De hecho, existe mucho en común en la forma en que los científicos y los artistas se acercan a algo nuevo, menciona Pettit. “Y es el abordarlo con una mente abierta.”
En 2016, Pettit ayudó a organizar una exhibición de arte del proyecto del núcleo de hielo de West Antarctic Ice Sheet Divide, el cual extrajo un núcleo de hielo de casi 3 400 metros de largo, un registro paleoclimático invaluable. Llamada Belleza hasta el núcleo, la exhibición mostró pinturas, obras de técnica mixta y una instalación de video. Se inauguró en el Museo del Norte de la Universidad de Alaska Fairbanks, antes de trasladarlo a Antárctica. “Queríamos traer el arte aquí, al lugar que lo inspiró,” dijo Pettit en una entrevista con la Universidad de Alaska Fairbanks.
A diferencia de la mayoría de científicos, Pettit puede observar un paisaje desde un punto de vista investigativo y otro artístico, dijo Coryell- Martin. Ella esta pensando constantemente acerca de las diferentes formas de hacer ciencia y Belleza hasta el núcleo es solo un ejemplo de esa forma de pensar. “No tiene miedo de pensar diferente y buscar otras formas de captar la atención de las personas.”
—Katherine Kornei (@Katherine Kornei), Escritora científica.