Revisa la etiqueta de las prendas que usas en este momento. Te apuesto un helado (a cuenta del capitán planeta) que por lo menos una de ellas dice que la prenda está hecha en alguno de estos países: Bangladesh, Taiwán, Cambodia, China, Pakistán o Vietnam.
¿Sabías que cada una de tus prendas, hechas en el sureste asiático, fueron sumamente caras de producir? Yo diría que ni Bill Gates o Carlos Slim podrían pagar por ellas. Pero tú lo hiciste, ¿no? Bueno, resulta que solo pagaste lo que le costó (en $$$) a la empresa producirla (más otro tanto para sus ganancias), solo que en el ticket de compra no venía el verdadero costo. Pero entonces si ni tú, ni Bill Gates, ni la empresa está pagando el verdadero costo, ¿entonces quién?
Gracias a la globalización y al comercio internacional, fabricar ropa puede ser muy barato. Esto resulta súper conveniente para los consumidores, pues la fast fashion ha dado lugar a lo que los expertos llaman “democratización de la moda”; es decir, que hoy en día, consumidores de cualquier clase social puede tener acceso a la última moda sin tener que gastar miles de pesos en ropa de diseñador.
Fig. 1 Fashion Revolution es una organización sin fines de lucro que busca cambios en la industria de la moda.
Aún recuerdo cuando tiendas como Forever 21 o H&M llegaron a México. Era padrísimo poder ir con 1000 pesos y salir con entre 6 y 10 prendas. Y todavía más padre, era ir a la semana siguiente y que hubiera nuevos diseños, y nuevas prendas. Porque estas tiendas sacan 52 colecciones de ropa al año. Una colección diferente para cada semana del año. Ridículo, ¿no? Pues resulta que esta industria, compuesta de casi todas las marcas que ves en el centro comercial (Nike, GAP, American Eagle, Abercrombie, Zara, Pull & Bear, etc.), es de las industrias más rentables que existen ya que venden alrededor de 80 mil millones de prendas anualmente y generan 1.2 trillones de dólares.
Fig. 2 Empresa sueca de ropa Hennes & Mauritz. Imagen tomada de la revista en línea Elle México
¿Qué se necesita para que una empresa sea así de rentable? Aquí va la receta mágica:
- Muchísimas hectáreas, muchísima agua y pesticidas para cultivar algodón.
- Un país donde se pueda teñir la ropa y que de preferencia no cuente con regulaciones ambientales, para que así podamos tirar los tintes con miles de sustancias tóxicas al drenaje.
- Un país (de preferencia el mismo que el anterior) donde la mano de obra sea muy barata y donde las trabajadoras no tengan derechos laborales (y digo trabajadoras porque la mayor parte de la mano de obra de esta industria son mujeres).
En 2013, Bangladesh, un país que cumple con los requisitos mencionados anteriormente, llamó la atención internacional cuando una fábrica de fast fashion colapsó matando a 1134 trabajadoras. Vidas humanas, ese es el costo verdadero de nuestra ropa.
En mismo Bangladesh, ríos y fuentes de agua dulce están seriamente contaminados por los tintes que se liberan al drenaje. Esto ha resultado en un fuerte problema de salud (principalmente enfermedades en la piel) en los habitantes, tanto niños como adultos.
Fig. 3 Fashion Revolution México
¿Qué podemos hacer como consumidores? No consumir. Dejar de alimentar a esta industria que ejerce tantas injusticias a grupos de personas vulnerables. El cambio es difícil, porque ¿a quién no le gusta estrenar? Pero nos guste o no, es necesario cuestionar nuestras prácticas. Adquirir ropa de otra forma tampoco tiene que ser excesivamente caro, las tiendas de segunda mano o “thrift shops” son una excelente opción. También puedes explorar el closet de lo que ya no se ponen tus papás y seguro sales con algo. Una opción más es hacer intercambio de ropa con tus amigos: se juntan un día, cada quién lleva ropa que ya no se pone o no le queda y la intercambian.
Si quieres saber más sobre el tema, te recomiendo muchísimo el documental “The True Cost”. También puedes leer este pequeño artículo en el que hablan sobre la fast fashion como un problema de injusticia ambiental. Y si quieres más tips, YouTube también es una buena opción, donde canales como este dan algunos consejos de lo que se puede hacer para seguir viéndote cool pero de forma sustentable. Y si quieres llevar tu activismo aún más allá, te puedes unir a la Fashion Revolution y convertirte en representante en tu universidad (Fashion Revolution Mexico).
[…] La industria de la ropa libera medio millón de toneladas de microfibras al océano cada año, lo que equivale a más de 50 mil millones de botellas de plástico. Las microfibras son probablemente imposibles de limpiar y pueden entrar en las cadenas tróficas. Además, la búsqueda del crecimiento económico a toda costa ha hecho que esta industria esté poblada de injusticias éticas y ambientales –desde la compra de materia prima y la producción hasta la distribución de productos–, que carezca de transparencia en el ámbito de responsabilidad socioambiental y ejerza un enorme poder sobre su cadena de suministro (Si quieres saber un poco más sobre el costo real de las prendas, te recomiendo leer la columna ¡La ropa que traes puesta es carísima!). […]
Nos tenemos qué hacer más conscientes para proteger nuestro planeta!!!!
¡Así es! Gracias por tu comentario.
[…] Uno de los casos más conocidos y estandarte del movimiento para una revolución en la moda es el derrumbe del edificio Rana Plaza, en […]
[…] técnicas de moda circular ayudan a detener los impactos que tiene la industria de la moda en el ambiente y la sociedad. Cada paso en la fabricación de prendas de manera industrial tiene un impacto importante, […]
[…] técnicas de moda circular ayudan a detener los impactos que tiene la industria de la moda en el ambiente y la sociedad. Cada paso en la fabricación de prendas de manera industrial tiene un impacto importante, […]
[…] técnicas de moda circular ayudan a detener los impactos que tiene la industria de la moda en el ambiente y la sociedad. Cada paso en la fabricación de prendas de manera industrial tiene un impacto importante, […]