El Síndrome de Lord Farquaad: Desigualdad y cambio climático.

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[Imagen de portada protegida por derechos de autor © 2011 – Dreamworks/Paramount Pictures]

Si no viviste bajo una roca durante los últimos 17 años habrás visto, por lo menos, la primera entrega de la saga de Shrek, un ogro con panza chelera que pasa de recluirse en su pantano a salvar a la princesa Fiona de ser ejecutada por volverse fea. El principal villano de esta película es Lord Farquaard, conocido por su pequeña estatura, torturar a una galletita y usar un peinado de señora.

En algún momento de la película, Farquaard anuncia un torneo para encontrar al campeón que podrá rescatar a Fiona. Es aquí cuando enuncia esta frase ganadora:

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Imagen con derechos reservados © DreamWorks Animation

La idea central de esta benevolente frase de Farquaard es que, mientras obtenga lo que necesita, no le importará sacrificar las vidas de cuántos súbditos sean necesarios. ¿Será posible que tal comportamiento se observe en la realidad y no sólo en el reino de Duloc?

Cambiemos de cuento y observemos lo que ocurre en nuestro querido planeta Tierra. La creciente preocupación por el cambio climático y los efectos que tienen las actividades humanas sobre el planeta en diferentes ámbitos ha generado una inquietud por conocer qué estamos haciendo mal, qué impacto tiene y qué podemos hacer para resolverlo. Un poco menos abordado es el tema de quiénes hacen peor las cosas y quiénes pagan las consecuencias.

Estudiando el impacto de diferentes escenarios de temperatura a futuro sobre la economía en EEUU, un grupo de investigadores encontró que hay una variación en el grado de afectación que sufrirán las diferentes regiones de ese país, llegando a pérdidas hasta del 20% del PIB sólo por aumentos en la temperatura. Las áreas más pobres serán las más afectadas por los efectos adversos sobre la agricultura y la productividad laboral, entre otras cosas.

La ironía aparece al notar que las zonas más ricas no sólo se verán comparativamente menos afectadas que las pobres, sino que su contribución al problema es mucho mayor: tendrán más culpa y recibirán menos daño. Las regiones más calientes de EEUU son también las más pobres según Robert Kopp, uno de los investigadores del estudio. Esta distribución se observa también en los países del mundo, donde es casi una regla que los países más ricos se encuentren en regiones menos calurosas.

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Fuente: https://www.mapsofworld.com/world-maps/average-temparature-january-enlarge-map.html

Ya sea que hablemos de desigualdad al interior de un mismo país o entre los diferentes países del mundo, la población más pobre suele encontrarse en las regiones más vulnerables. Estos grupos más desfavorecidos reciben fuertes impactos del cambio climático por tres canales: están más expuestos por su ubicación geográfica; son más susceptibles por su condición de pobreza; y, por esto mismo, tienen menor capacidad de enfrentar y sobreponerse a los efectos adversos.

Pero ¿tienen la culpa los ricos? Los países más ricos suelen contaminar más. Según datos de Oxfam en 2015, el 10% más rico del mundo generaba 50% de las emisiones totales de CO2, mientras que el 50% más pobre generaba solo el 10%. Suele decirse que la falta de tecnologías eficientes en las zonas pobres provoca que utilicen fuentes de energía más contaminantes, pero parece que la capacidad de contaminación de los ricos sobrepasa este problema. La desigualdad económica provoca también desigualdad en el poder y les permite a los ricos contaminar el medio ambiente de los pobres, sabiendo que tienen mayor facilidad para hacer frente a sus efectos negativos. Las sociedades más desiguales incurren en un mayor daño ambiental, y existe evidencia de que incluso el número de especies amenazadas incrementa con la desigualdad de ingresos.

Una solución forzada que deberán tomar los más afectados por el cambio climático es la migración a zonas menos vulnerables, pero este fenómeno también es desigual: el costo de trasladarse a otro lugar es más elevado para los más pobres. Se estima que para 2050, cerca de 250 millones de personas se habrán desplazado por este motivo, principalmente emigrando desde islas pequeñas o regiones costeras de países en desarrollo. La migración hacia lugares menos calurosos implicará movimientos migratorios hacia los países más ricos, que generalmente cuentan con fronteras y leyes migratorias más rígidas -especialmente para los pobres-.

Los grupos más ricos de un país y los países más ricos del mundo contribuyen al cambio climático desproporcionadamente más que los pobres. Sin embargo, son estos últimos quienes sufrirán en mayor medida las consecuencias de esta dinámica. Si bien es cierto que la implementación de soluciones para reducir el impacto ambiental de las actividades humanas es responsabilidad de todos, hay que tener claro que los patrones actuales nos están orillando a un sacrificio que no debemos estar dispuestos a aceptar.