Sueño con ser joven en la región carbonífera de Coahuila

En Coahuila se extrae el carbón desde el siglo XIX, los municipios de Múzquiz, San Juan de Sabinas, Sabinas, Progreso, Nava, Monclova, Piedras Negras, Escobedo y Juárez conforman la región carbonífera del estado, ya que son zonas en donde abunda el carbón. Existen diferentes tipos de carbón, los más comunes son el carbón vegetal y mineral, este último es el carbón por el que es conocido el estado de Coahuila. El carbón mineral es una roca que se forma al pasar millones de años por la descomposición de materia orgánica (mayormente vegetación) en ambientes pantanosos y en ausencia de oxígeno. Existen diferentes tipos como la antracita, lignito, turba, coque y la hulla. La hulla es un carbón flamable y se extrae de las minas, pues se utiliza para generar energía (vender el carbón a CFE) y para fundir el acero en los altos hornos. 

Desde hace muchos años, a Coahuila se le conoce por las desgracias en la minería del carbón: minas que explotan y trabajadores atrapados o mutilados. A los habitantes de esta región nos costó mucho trabajo aceptar que esa era la realidad, pero por más de un siglo nos hicieron creer que no había otra opción y que había que normalizar los desastres mineros o acostumbrarse a la pérdida de un familiar.

Durante mucho tiempo se nos hizo creer que las explosiones, los derrumbes o las inundaciones en las minas eran normales, casi un desastre natural que era inevitable. El trabajador minero y su familia tenían que aceptar el riesgo y responsabilidad de entrar al interior de las minas y adaptarse a la famosa y detestable frase “sabemos que entramos con vida, pero quien sabe si saldremos”. Esta frase expresa cómo normalizamos las precarias condiciones de trabajo, porque jamás se nos explicó que una mina con un adecuado sistema de ventilación no explotaba; que con soportes de carga bien establecidos no se caía; o que si se hace una buena barrenación, se podía saber si estaba próxima a una inundación.

El minero veneró al carbón porque gracias a las minas los pueblos existen y los pueblos mineros hasta en el nombre parecen llevar la penitencia: “Minas de Barroterán”, “Minas La Florida”, etc. Es decir, se reafirma una y otra vez que todo se lo debemos a las minas. Incluso cuando una mujer enviuda se deja de nombrar al esposo para señalar que son viudas de las minas. Por ejemplo, se conocen a las “viudas de Pasta de Conchos” o “las viudas de la Espuelita”.. Parece que las mujeres enviudan de una mina y no de su esposo. Fue así como el carbón pasó de ser un enemigo para ser un símbolo que representa al minero, pero al de hace 100 años no al actual, y eso como pueblo es lo que queremos cambiar.

Los habitantes de la región carbonífera llevaron durante mucho tiempo puesta la camisa del minero, al fin y al cabo era algo que presumir ¿o no? Presumir la minería como una fuente de empleo importante que jamás se vio reflejado en una nómina, ni en un cheque del minero, ni en su calidad de vida. Presumir la minería porque el carbón es un mineral único en nuestros pueblos y, por ende, lo hace sobresalir por encima de otros estados, sin importar las muertes, explosiones, caídos y mineros lastimados a causa de pésimas condiciones laborales y sin respetar medidas de seguridad. Presumir el carbón porque gracias a él se genera una parte de la electricidad de CFE, sin importar el polvo de carbón y sus residuos que durante mucho tiempo hemos respirado. Presumir las minas porque gracias a ellas empresas estatales y nacionales se establecen en la región, abren la tierra, nos quitan nuestras casas y hacen inmensas montañas de desechos dentro de los mismos pueblos. Se glorifica un modelo de masculinidad, en la que los hombres deben ser valientes, heroicos y nunca llorar porque “solo este tipo de hombre es capaz de enfrentar el peligro”. Muchos mineros aún siguen presumiendo estos falsos atributos de masculinidad. Se presumen también, los más de 6 monumentos al minero caído en los pueblos de la región carbonífera, porque los mineros son héroes por morir en pésimas condiciones de trabajo. Presumir…justificar… normalizar…

Terrero por Jorge Omar Navarro Ballesteros

Orgullo minero y daño ambiental.

Los pueblos de la región carbonífera cuentan con paisajes naturales y ríos que son hermosos, y el mejor ejemplo puede ser La Sierra Santa Rosa, en Múzquiz, parte de la Sierra Madre Occidental. Sin embargo, nos han acostumbrado a ver más de cerca las montañas y cerros negros, creados por el hombre y empresarios de la minería. Montañas de color negro dentro de los pueblos que respiramos cotidianamente por la cercanía a nuestros hogares. A esas montañas negras se les conoce como los “terreros” que no son otra cosa más que los desechos de carbón. El carbón para hacerlo más puro se somete a tratamientos así que los cocedores tenían la finalidad de sacar residuos como polvo y tierra. En el caso de Barroteran, la empresa al no querer estos desperdicios “donó” (por no decir que aventó) miles de toneladas de esos desechos al pueblo. Los habitantes ven a los terreros como una montaña referente a la localidad, van con amigos, familia y pareja a subir hasta la cima de los terreros, y no son conscientes de la cantidad de polvo y partículas de carbón que respiran y el daño pulmonar que esto puede ocasionar.

…nos han acostumbrado a ver más de cerca las montañas y cerros negros, creados por el hombre y empresarios de la minería. Montañas de color negro dentro de los pueblos que respiramos cotidianamente por la cercanía a nuestros hogares

En el municipio de Múzquiz al ver que los terreros están dentro del pueblo, los utilizan como basureros donde queman basura, como si la presencia de los terreros fuera el permiso para seguir contaminando. Tal vez para justificar que los terreros sean una zona en donde está permitida la contaminación y el daño ambiental decidieron poner el basurero local a un lado. Pero la situación empeoró, porque también el basurero está cerca de la localidad, no tiene un buen manejo donde no se separa la basura orgánica de la inorgánica y donde cada día se le prende fuego e incluso se quema llantas.

Otro referente es la chimenea de Nueva Rosita, que desde el 2013 es un parque recreativo que en un inicio pretendieron decir que era “ecológico”. La chimenea perteneció a Grupo México, cuando estaba en funcionamiento, y expulsaba humo negro que llegaba a toda la ciudad. El valor simbólico que tiene para los habitantes de esta ciudad es que lo ven como un emblema de las promesas que nunca cumplió la empresa, no hubo ni desarrollo, ni distribución de riqueza, sólo empleos mal pagados.

Se repite lo mismo, nunca se va a decir que la chimenea contaminó, dañó el aire, provocó enfermedades, y afectó en gran medida uno de nuestros ríos más importantes.

Terrero con basura por Jorge Omar Navarro Ballesteros

San José Cloete, un pueblo que está rodeado de minas y de tajos, que da como resultado paisajístico un lugar apocalíptico, que en lugar de decir “aquí hay vida” visualmente nos dice “aquí hubo vida” o “esto fue la raza humana”. Fueron las familias y los habitantes junto con la Organización Familia Pasta de Conchos, que hicieron frente a los empresarios del carbón y no permitieron más minas dentro del pueblo, no dejaron que se adueñaran de sus casas. El río Sabinas, afectado también en esta parte porque hicieron minas en las orillas y lavaron carbón para arrojar sus desechos al mismo río.

La Organización Familia Pasta de Conchos, acompaña a las familias de los mineros no sólo de los quedaron atrapados en Pasta de Conchos, sino a los mineros que aún trabajan en las minas y que ahora ya no están dispuestos a sacrificar su vida por la negligencia de las empresas. Ahora, en actos realmente heroicos, se atreven a denunciar a los malos patrones para que, empujando todos y todas juntos, vayamos logrando mejores condiciones de trabajo. Es por ello que la Organización Familia Pasta de Conchos, emplea mucha de su fuerza y energía en dar seguimiento al cumplimiento de los derechos humanos laborales, acompañando casos, inspeccionando minas con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, defendiendo también a las poblaciones mineras por la invasión de sus pueblos y litigando las denuncias por el daño ambiental.

Las minas, tajos y maquinaria, quedan en el olvido cuando ya no se puede extraer carbón, dejando instalaciones oxidadas en los poblados. A mediados de marzo se encontró el cuerpo de una persona, la cual dejaron en el interior de lo que una vez fue un tajo. Las autoridades, conociendo el título de concesión, nombre de concesionarios, datos de la empresa, etc., nunca, ni cuando la Organización Familia Pasta de Conchos entrega los expedientes completos, nunca han castigado a ninguna empresa por el daño ambiental, por la muerte de los mineros, por el despojo a las poblaciones. En la región carbonífera sufrimos esta desgracia, porque impera la negligencia y complicidad de todos los niveles de gobierno.

La minería del carbón es una práctica de trabajo que en la mayoría de los casos es precario, y por ello más peligroso, sólo nos ha dejado familias incompletas y trabajadores con extremidades deterioradas o amputadas, una mala calidad de aire, un verdadero desastre ambiental, todo para que las ganancias sean para los empresarios.

No puedo pensar por todos, pero sí por los jóvenes que he conocido de 16 a 28 años. Ellos ya no quieren entrar a trabajar a las minas, para las nuevas generaciones la minería ya no es ese trabajo que se hereda, que se tiene hacer por nacer en un pueblo minero. Ya no quieren exponer su vida, ni dejar a sus hijos solos. Está claro que hay un gran cambio generacional en la minería del carbón. Pero al mismo tiempo, la minería continúa siendo una pasión para la generación de mi papá y los abuelos. Es increíble la cantidad infinita de locales y negocios de todo tipo (incluyendo cantinas, tiendas de abarrotes, ferreterías, farmacias, tortillerías, etc.) que en su nombre o en su imagen hacen alusión a la minería del carbón, y con lo cual los mineros viejos se aferran de todo corazón para conservarlas, a pesar del enorme daño que la minería del carbón con sus malas condiciones nos ha hecho. Pero el minero joven, aquel que ya no quiere entrar a las minas, que piensa en su familia, que migra a otros trabajos y que le interesa conservar su medio ambiente está haciendo la diferencia. La falta de alumnos en ingenieras de Minas, Metalurgia y Siderurgia, reflejan la pérdida de interés de los jóvenes.

Los ex-mineros y población de la región ahora tiene más opciones como las maquiladoras, que obviamente tienen sus propias problemáticas y desafíos, pero aún con ello, para muchos jóvenes significa volver vivo a su casa, a su familia y esto, por terrible que parezca, ya es un pequeño avance.

Los paisajes de Coahuila, cálidos, secos, amarillentos por el sol, sedientos de agua, de tierra agrietada, con huizaches, nopales y fauna increíble como los osos, los coyotes, correcaminos y víboras, parecen sacados de la literatura de realismo mágico, como El Llano en Llamas de Jun Rulfo o en cuentos de Elena Garro. Y en este realismo mágico, los jóvenes queremos tener nuestro propio horizonte en el arte y la cultura, por eso formamos grupos de baile, músicos, cantantes, escritores, deportistas, escultores, arquitectos, fotógrafos, ilustradores … eso es lo que yo quiero en mi región, que los jóvenes podamos ser jóvenes y no mineros condenados a muerte.