¿Proteger A Generaciones Futuras Del Cambio Climático Nos Dejará En Bancarrota?

En días recientes, en medio de la locura de la pandemia nos preguntamos ¿qué será de nosotros en un futuro?, ¿cómo será nuestra vida post-cuarentena?, ¿cambiaremos nuestro estilo de vida para bien o para mal? Preguntas similares se hacen los que modelan los efectos del cambio climático.

Para pensar en los efectos del cambio climático se utilizan métodos muy complejos y muchas veces interdisciplinarios. En esta ocasión les voy a platicar de aquellos que incluyen variables económicas. Estos modelos analizan cómo se comportaría la economía según la magnitud de las emisiones de CO2 y los impuestos al carbono que se implementen. (En Planeteando entrevistamos al Dr. Francisco Estrada que trabaja con estos modelos, pícale para saber más).

Uno de los primeros economistas en plantear este tipo de modelos fue William Nordhaus, ganador del premio Nobel de economía en 2018 por estos aportes. Su modelo base se llama DICE (Modelo Dinámico Integrado del Clima y la Economía) y considera al mundo como un mismo sistema en el que suma todas las emisiones, ingresos y un impuesto común a las emisiones de carbono. Al final, todo se mide en términos de bienestar, es decir, qué tanta capacidad de consumo tendrá la sociedad.

Para modelos como el DICE la decisión final es simple: consumir o invertir. En términos del modelo, la inversión es igual al ahorro bajo el argumento de que todo lo que no estoy consumiendo lo estoy ahorrando para que sea invertido en un futuro. Es como cuando dejas de comprar tu cafecito de las mañanas para invertir en una cafetera casera muy pro. Si bien puede resultar un supuesto muy simple, con modelos tan complejos estos supuestos ayudan a generar escenarios finales más claros.

Un elemento central para medir el bienestar es la tasa de descuento. Este factor es el que valora cuánto pesa el bienestar de generaciones pasadas y cuánto el de las futuras a la hora de tomar decisiones, por lo tanto determina cuánto vamos a invertir en tecnologías verdes. Sin embargo, todo el dinero invertido en tecnologías verdes hoy, deja de estar disponible para consumo en el presente. Es decir, se consume o se envía ese dinero al futuro. Es como el capítulo de Dora la exploradora en la que Dora del futuro ayuda a Dora del presente para combatir al Zorro del futuro, y es tan malo que hasta el Zorro del presente les ayuda.

La controversia es qué valor les da el modelo a generaciones futuras. El modelo de Nordhaus tiene una tasa de descuento muy alta, es decir, les da mucho valor a generaciones presentes. Por esta razón el economista británico Nicholas Stern ha comentado y debatido este punto con Nordhaus. Stern hizo el “Informe Stern” que fue solicitado por el gobierno británico para evaluar el impacto del cambio climático en las economías mundiales. Stern propone una tasa de descuento baja, es decir, él cree que debemos darles más valor a las generaciones futuras.

Por los efectos que hemos visto del cambio climático en el medio ambiente parece razonable “mandar” nuestro dinero para compensar el bienestar de las generaciones que vienen. Sin embargo, esto también plantea el dilema de qué tanto debemos dejar de consumir, o usar ese dinero hoy. Después de todo, en la actualidad tenemos problemas de pobreza, hambre y claramente, de salud. Entonces la división de dinero entre presente y futuro no es tan fácil de decidir.

Finalmente, hay que considerar lo que el economista Martin Weitzman mencionó sobre los modelos climáticos: la incertidumbre. Incluso los modelos más complejos incluyen un factor “sorpresa”, es decir, que no sabemos a ciencia cierta qué tan graves serán los impactos del cambio climático. Al no saberlo, es aún más difícil determinar cuánto dinero debemos usar hoy y cuánto mandarlo a generaciones futuras.

Si bien en términos económicos (¡aprende algo dinero!) parece un dilema difícil de solucionar, los filósofos argumentan que debemos de considerar a toda la población por igual: presente o futura. Después de todo, es un factor de suerte que hayamos nacido hoy y no en cien años. Ahorrar hoy, pensando en generaciones futuras, podría también reducir emisiones de CO2 que también mejorarían las perspectivas de vida de la población del futuro. Después de todo tu mamá tenía razón, hay que ahorrar.

Foto de portada de Ryoji Iwata tomada de Unsplash