¿Cómo llegar a ser el animal más grande que ha existido en el planeta?

Texto de Natalia Gutiérrez Pinto

¿En qué piensas si te pregunto por el animal más grande que haya existido sobre la faz de la tierra? Probablemente te imagines famosos animales extintos, como los brontosaurios —o cuello largo— o quizá pienses en los mamuts. Aunque parezca mentira, ¡los animales más grandes que han existido sobre el planeta Tierra aún viven entre nosotros! Son las ballenas azules, que puede alcanzar 27 metros de longitud y 120 toneladas. Para que te des una idea, un autobús escolar mide 12 metros y pesa unas 16 toneladas, ya te podrás imaginar el tamaño.

¿Cómo es posible alcanzar tan enormes tamaños?

Un grupo de 27 científicos estadounidenses y europeos investigó las causas del gran tamaño de las ballenas, y concluyó que se debe al tipo y cantidad de alimento que ingieren estos animales [1]. En una descomunal colaboración, los científicos liderados por el profesor Jeremy Goldbogen de la Universidad de Stanford, instalaron sensores en 300 ballenas de 15 especies diferentes para medir sus hábitos de buceo y obtención de alimento, y recolectaron información sobre sus dietas.

Con esta información, los investigadores determinaron la eficiencia energética que cada especie de ballenas logra al capturar su presa (esto es, la energía del alimento menos la energía utilizada en obtenerlo). Esto con la intención de compararla entre los dos grandes grupos de ballenas: las dentadas y las filtradoras. Las ballenas dentadas, como la orca o el cachalote, encuentran a sus presas —calamares, peces, focas, etc.— usando ecolocalización y capturándolas un individuo a la vez. Las ballenas filtradoras, como la ballena azul, tienen barbas en vez de dientes y capturan miles de individuos —pequeños crustáceos, o kril— por medio de filtración. Aunque ambos grupos tienen especies con tamaños similares, la ballena dentada más grande (el cachalote) apenas alcanza la mitad del tamaño de la ballena azul.

Fig. 1 Las ballenas se dividen en dos grandes grupos: las ballenas dentadas (columna de la izquierda) y las ballenas filtradoras (columna de la derecha). Dentro de las ballenas dentadas más famosas podemos encontrar la orca (A), el cachalote (B) y la beluga (C). Mientras que las ballenas filtradoras más conocidas son la ballena jorobada (D), la ballena azul (E) y la ballena franca (F). Imágenes tomadas de R. Pittman, C. Michel, G. Barathieu, NOAA, pxhere.com y G. Smith.

Los científicos encontraron, al comparar especies de tamaños similares, que las ballenas filtradoras buceaban durante menos tiempo y se alimentaban menos veces que las ballenas dentadas. Sin embargo, también hallaron que la energía obtenida por las ballenas filtradoras era desproporcionadamente mayor que la adquirida por las ballenas dentadas, a pesar de que estas últimas bucean por más tiempo y se alimentan más frecuentemente.

Según el estudio, esto puede explicarse por la diferencia en abundancia y disponibilidad entre las presas de ballenas dentadas y filtradoras. El kril se encuentra en gran cantidad y densidad en las profundidades del océano, y es fácil de capturar; los peces y calamares son menos abundantes y, al ser escurridizos, requieren de mayor habilidad para ser encontrados y capturados.

Esta diferencia en la energía obtenida de la dieta es clave, pues explica las diferencias en tamaño observadas entre ballenas dentadas y ballenas filtradoras. En general, los animales de mayor tamaño pueden cazar presas más grandes y nutritivas. Por ejemplo, los gatos pueden cazar pequeñas aves y lagartijas, mientras que los jaguares pueden cazar venados o dantas. Sin embargo, en las ballenas esto no parece ser cierto, pues las ballenas más grandes comen pequeños organismos como el krill.

Aunque las ballenas dentadas también alcanzan grandes tamaños, su tamaño se ve limitado por dos razones principales: por un lado, estas ballenas cazadoras deben invertir gran parte de su energía en desarrollar órganos que detecten más eficientemente sus escasas fuentes de alimento, como por ejemplo el órgano melón o las proteínas asociadas con la ecolocalización. Por otro lado, capturar presas ágiles requiere de una presteza similar por parte del cazador, la cual disminuye proporcionalmente al aumento del tamaño.

Por su parte, las ballenas filtradoras más grandes pueden capturar más kril en cada evento de alimentación porque tienen bocas más grandes, sin necesidad de ser ágiles o invertir mucha energía en desarrollar órganos especializados. Como consecuencia, mientras que el tamaño máximo de las ballenas dentadas depende del balance entre las ventajas de poder acceder a presas con más energía, pero cuya captura requiere de un mayor gasto energético.

Fig. 2 Aunque ambos grupos de ballenas tienen enormes tamaños, las ballenas filtradoras alcanzan tamaños mucho más grandes que las ballenas dentadas. La ballena dentada más grande, el cachalote, tiene apenas la mitad del tamaño de la ballena azul. Siluetas por S. Hartman, C. Huh y G. Giroux-Bougard, descargadas de phylopic.org, y bajo licencia Creative Commons 3.0.

Algo similar ocurre con otros grupos de animales filtradores en el océano, como el tiburón ballena (19 metros de largo) y la mantarraya (7 metros de ancho), que alcanzan tamaños considerablemente mayores que los más temibles cazadores en sus grupos, como el tiburón blanco (5 metros de largo) o la raya de aguijón (2 metros de ancho). Incluso es posible que enormes animales ya extintos, como los brontosaurios, no hayan podido crecer más por su incapacidad para adquirir más alimento, al estilo de otros animales filtradores.

Esto no significa que cualquier animal pueda evolucionar el tamaño gigante si se vuelve filtrador, debido a que hay otros factores fisiológicos que definen el tamaño de una especie además de la dieta. Sin embargo, este hallazgo científico sí nos invita a reflexionar sobre la dieta de enormes villanos cinematográficos que tradicionalmente son retratados como astutos cazadores, pero tal vez deberían ser representados como terroríficos gigantes filtradores. ¡Godzilla, estoy hablando de ti!