Infiernos ambientales en México

Rio corriendo debajo de un puente con basura en el centro.

El infierno (del latín infernum) es conocido como el lugar donde, después de la muerte, los condenados son sometidos a un castigo eterno, un lugar donde se habita con una calidad mala o difícil de tolerar por las condiciones ambientales deplorables, corruptas o peligrosas. Es por esto que cerca de 50 zonas en México que padecen gravísimos problemas de contaminación, y de las que en realidad se sabe muy poco, son conocidas como “infiernos ambientales” o regiones de emergencia ambiental. Estas zonas afectadas incluyen sitios asociadas al abuso de cuerpos de agua y la contaminación de suelos, agua y aire generando enfermedades y dificultando la vida de comunidades completas.

En estas regiones se concentran y superponen diversos procesos de emisiones, así como vertidos de todo tipo de contaminantes a gran escala: descargas sólidas, líquidas y aéreas de las grandes ciudades, corredores turísticos e industriales, agroindustriales y emplazamientos extractivos.

Muchas de ellas están localizadas cerca de zonas en las cuales se ha abusado del territorio y del medio ambiente por parte de diferentes actores industriales sin que hubiera una regulación adecuada por parte del gobierno. Por ejemplo, la hallamos en zonas de explotación minera a cielo abierto en Sonora; la zona petrolera alrededor de Coatzacoalcos, Veracruz; la región aguacatera en Michoacán; las granjas porcícolas y de siembra de soya en la Península de Yucatán y regiones industriales en Estado de México, Jalisco y Guanajuato.

Afortunadamente en el último año se ha puesto en marcha el diseño y coordinación de un diagnóstico socio-científico, el cual es compartido por las comunidades que habitan en las regiones de emergencia ambiental junto con grupos de científicos que tienen el compromiso de impulsar respuestas intersectoriales a estas emergencias ambientales, para que con el tiempo se logren soluciones a los problemas que se han dado en estas regiones. 

Estos diagnósticos socio-científicos son puestos en marcha con ayuda de los Programas Nacionales Estratégicos (PRONACES) del CONACYT, que organizan los esfuerzos de investigación en torno a problemáticas nacionales concretas que, por su importancia y gravedad, requieren de una atención urgente y de una solución integral, profunda y amplia, como es el caso de las problemáticas relacionadas a las regiones de emergencia ambiental. En suma, lo que se busca es apoyar e impulsar la defensa de los derechos colectivos a la salud, ambientales y territoriales en nuestro país, mediante la implementación y planteamiento de un modelo integral de restauración en conjunto con la Secretaría de Medio Ambiente, organizaciones civiles y trabajo colaborativo con CONACYT.

El modelo de restauración que surgió por parte de los PRONACES, se vio implicado en los siguientes puntos: 

  • Una convergencia de voluntades sociales, académicas y políticas
  • Disposición de las comunidades a resolver los problemas trabajando en conjunto con los científicos
  • Monitoreo y regulación del aire con la participación social
  • Un ordenamiento territorial y restauración ecológica 
  • La integración de instrumentos e instituciones.

Este modelo pretende disminuir el aporte de contaminantes, recuperar e incrementar la capacidad auto depurativa del medio ambiente y recuperar la apropiación del territorio por parte de las comunidades locales.

Por otro lado, también es necesario presionar a las diversas áreas de gobierno de todos los niveles, regulando y monitoreando la actividad contaminante de los diversos actores y comprometiéndonos como academia a priorizar las problemáticas y trabajar con las comunidades para proponer soluciones. 

Si deseas saber más sobre estas regiones ambientales, diferentes investigadores y organizaciones comunitarias han expuesto su experiencia y conocimientos sobre la problemática que experimentan los territorios en webinarios organizados por el CONACYT. En estos mismos se presentó un modelo integral de restauración planteado por los PRONACES y conclusiones generales, todos disponibles en la página del CONACYT.

Imagen de portada de Alexander Schimmeck en Unsplash