¡Oh, los impuestos! Uno no puede evitar dos cosas en esta vida: la muerte y los impuestos. ¿Por qué existen estas cosas tan terribles? En realidad, es un tema muy amplio y complejo; aquí nos enfocaremos en los relacionados con el medio ambiente.
Los impuestos al carbono son los más conocidos, en los que se cobra a quien emite CO2. En esta columna de Planeteando te los explicamos bien chido. Sin embargo, hay otro tipo de impuestos o mecanismos fiscales que son más difíciles de implementar porque involucran otros aspectos. Por eso, les contaré qué pasa con la tenencia y los subsidios a la gasolina y electricidad.
La tenencia es un impuesto que en México existe desde las Olimpiadas de 1968, el cual sirvió para financiar los gastos de ese evento. Siempre oímos quejas del porqué de ese impuesto: si ya pagaste tu carro, ¿por qué tienes que pagar más? Recordemos cuando en mayo del año pasado en la Ciudad de México teníamos un nivel tan alto de partículas suspendidas que las actividades al aire libre se suspendieron y hasta se cancelaron clases. Para resolverlo, se implementó doble “no circula”, pero no fue suficiente ¿por qué? Porque en la Ciudad de México hay demasiados coches.
Por lo tanto, la tenencia es el impuesto por tener coche, que, con el enfoque adecuado, es el costo por contaminar al usar tu coche. La gran ventaja es que es un impuesto progresivo, es decir, lo pagan quienes más dinero tienen. Además, el uso de este recurso puede ser flexible, fácilmente el gobierno podría generar un fondo para fomentar ciclovías, transporte público limpio, o zonas peatonales usando recursos recaudados de la tenencia.
¿Y la gasolina? ¿no tendríamos que ponerle un impuesto también? Ese es un tema más difícil. Si recuerdas, en 2017 hubo un “gasolinazo” y un subsecuente reclamo generalizado. En realidad no aumentaron el precio, sino que quitaron el subsidio, es decir, el gobierno dejó de pagar la parte del costo de la gasolina que pagaba. Pero ¿por qué el gobierno pagaba una parte? Porque en México hay mucha gente que tiene ingresos tan bajos que la proporción de su sueldo destinada al transporte público es muy alta. Los más pobres gastan aproximadamente 56% de sus ingresos en transporte público, en contraste, los que tienen más dinero y generalmente más de un coche, sólo gastan 9.4% en transporte público.
El subsidio de la gasolina es cruzado, eso significa que los que tienen más dinero reciben mayor proporción del subsidio. Entonces, si bien al quitar el subsidio pareciera que todo es más justo, en realidad, los que más tienen pagan el precio real pero los más pobres ahora ven su ingreso seriamente golpeado. Con la electricidad pasa exactamente lo mismo: es un servicio subsidiado, que genera contaminación atmosférica y los que más tienen dinero son los que reciben mayor apoyo del gobierno. Entonces, ¿cuál es la solución?

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Una posible solución sería apostar por impuestos como la tenencia y mandar esos recursos a inversión en transporte público limpio y ciclovías. En la Ciudad de México nos transportamos 45% en transporte público, 32% caminando o en bici y 21% en carro. Sin embargo, en 2019 el gobierno invirtió 55.5% de todo el presupuesto de transporte en infraestructura automovilística, 24% en transporte público, 11.5% en infraestructura peatonal, 7.5% en espacios públicos y 1.5% en ciclovías.
Usar adecuadamente la tenencia y eliminar equitativamente los subsidios ayudaría a que la ciudad estuviera menos centrada en los coches. De esta forma se disminuiría la contaminación por el uso de automóviles y se apoyaría a las personas con menos recursos, un ganar-ganar.

Fuente: https://es.quora.com/Cu%C3%A1les-son-las-diferencias-entre-equidad-e-igualdad/answer/Leticia-Rivera-4
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