El mundo se encuentra paralizado desde la aparición de un nuevo coronavirus responsable de la enfermedad llamada COVID-19. La rápida diseminación de este virus ha puesto en jaque a los sistemas de salud de diversos países, quienes han reaccionado de distintas maneras en función de sus capacidades institucionales y condiciones socioeconómicas. Ante esta emergencia sanitaria mundial, resulta esencial analizar la naturaleza de este nuevo virus, así como la respuesta que ha tenido el gobierno mexicano y la que deberá tener la sociedad para enfrentar esta crisis.
Virus mutantes
Los virus son agentes infecciosos diminutos que pueden dividirse de acuerdo a la manera en que guardan su información genética. Por un lado están aquellos que codifican su información en DNA, una molécula de doble hélice que representa una forma estable de almacenar información; y por otro lado están aquellos que utilizan RNA, un primo químico del DNA pero más antiguo e inestable. Esta fragilidad del RNA permite que los virus muten continuamente.

Los coronavirus están compuestos por RNA y pertenecen a una familia numerosa de virus que infectan mamíferos y aves principalmente. Las constantes mutaciones que sufren les permiten romper las barreras entre especies e infectar a nuevos individuos como los humanos, las especies animales que conviven con estos virus sin sufrir mayor daño se denominan reservorios. En 2002 un coronavirus cuyo reservorio fueron los gatos civeta causó el síndrome respiratorio agudo grave (SARS) con una tasa de letalidad del 10%, y en 2012 otro coronavirus proveniente de los dromedarios causó el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) con una tasa de letalidad del 30%.
Se cree que el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) tuvo como reservorio a los murciélagos, saltando después hacia otro mamífero y finalmente a los humanos. A pesar de que su tasa de letalidad es baja (alrededor del 4%) su velocidad de diseminación es muy rápida, mientras que el SARS contagió a 8,000 personas en un año, el nuevo coronavirus ya superó los 400 mil casos en cuatros meses. El problema de este virus es que al ser inédito nuestro cuerpo no tiene una memoria inmunológica ante él, además, tiene características distintas a otros coronavirus como su tiempo de incubación, por lo que los protocolos de vigilancia epidemiológica existentes deben adaptarse él.
¿Ineptitud gubernamental o irresponsabilidad mediática?
La capacidad del gobierno para controlar este virus ha sido puesta en duda desde que se dio el primer caso de COVID-19 el 28 de febrero del 2020. Un sector de la población cree que las acciones son incorrectas e insuficientes, mientras que otra parte piensa que estas medidas son adecuadas y están basadas en evidencia. A la par existe un ambiente de desinformación mediática basada en suposiciones, lo que no sólo manipula la legítima preocupación de la población, sino que también se ha caracterizado por contradecir la opinión de expertos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS) de la UNAM.
De acuerdo con estos organismos México ha actuado correctamente y con base en la evidencia desde el inicio de la emergencia. Llevando a cabo una vigilancia puntual de los eventos, organizando grupos de trabajo, valorando la capacidad de respuesta institucional y estableciendo una serie de objetivos que se han ido cumpliendo paulatinamente. A pesar de esto los medios de comunicación han polemizado acciones como el cierre de fronteras, la aplicación de más pruebas y estrictas normas de cuarentena.
Fig. 2. Todos los días la Secretaria de Salud ofrece un reporte con el panorama nacional e internacional del COVID-19. Imagen tomada de Reporte Índigo.
Medidas oportunas, no drásticas
Este ambiente demuestra que no se ha logrado comprender la complejidad del fenómeno biológico. El cierre de fronteras y aeropuertos son medidas sin efectividad cuando se quiere detener una infección, en tanto que las fronteras son porosas y no hay pruebas de la eficacia de estas medidas drásticas, además, traerían severas consecuencias económicas a nuestro país por la interrupción en las cadenas de suministro.
Por otra parte, las pruebas se utilizan como medida de control para conocer la dispersión de la epidemia, pero tienen un límite costo-beneficio. Su aplicación efectiva se da en un número acotado de individuos, los que viajaron a China o tuvieron contacto con un caso sospechoso, de esta manera se controlan al inicio los casos importados. Si se hubieran aplicado pruebas masivas se habría hecho un gasto irresponsable, cuando con ese dinero se puede comprar material médico.
Fig. 3. Animación de la propagación del virus. Imagen tomada de SZ.de.
Cuando la trazabilidad de los contagios por medio de estas pruebas se dificulta progresivamente, es una señal de un estado transitorio de la fase 1 a la fase 2, debido a que la transmisión ya comienza a ser comunitaria. A partir de esto los mecanismos de vigilancia deben adaptarse, en este caso se implementará el sistema de vigilancia Centinela, una herramienta más oportuna ante el nuevo comportamiento de la pandemia. Esto nos habla de que las medidas implementadas deben ir escalando conforme el fenómeno evoluciona.
Con el tiempo los casos se vuelven intrazables y se tienen contagios geográficamente localizados (brotes), características de la fase 2. Ante este escenario las medidas más efectivas para reducir la velocidad de propagación son las estrategias colectivas, acciones que México estuvo preparando con dos semanas de anticipación a esta fase, actuando más oportunamente que España o Italia. Implementar las acciones en el momento oportuno permite un manejo eficiente de los recursos, mientras que medidas fuera de tiempo sólo agotan la capacidad de respuesta social e institucional, además, una cuarentena obligatoria en el país es inviable por sus condiciones socioeconómicas.
¿Logrará México aplanar la curva de propagación?
Estamos en un punto donde se encontraba Italia hace un mes, pero el desenlace en nuestro país dependerá del actuar conjunto entre el gobierno, la academia, las empresas y la población. La correcta estrategia de contención por parte del gobierno permitió prolongar el tiempo transitorio hacia la fase 2, ahora que ya inició la segunda fase contener la propagación dependerá en gran medida de nuestra responsabilidad individual y colectiva. Si tenemos éxito la epidemia será más larga, pero con un riesgo mejor administrado, lo que significan menos casos por día para evitar que el sistema hospitalario se vea rebasado.
Es muy probable que el SARS-CoV-2 establezca una temporalidad y lidiemos con él cada año. La noticia buena es que una gran parte de la población estará inmunizada, pero por la naturaleza de estos virus tendremos que enfrentarnos a más pandemias en el futuro. Hoy más que nunca necesitamos la solidaridad y cooperación que nos distingue en tiempos difíciles, ya que de no hacerlo, además de la crisis sanitaria que apenas comienza podría seguir una crisis económica y social.
Fig. 4. Mapa de México con los casos confirmados, negativos y sospechosos a COVID-19 para el 24 de marzo. Obtenida de Gobierno de México.
Referencias
-Comisión para la Atención de la Emergencia del Coronavirus, UNAM (2020, marzo 12). Comunicado de prensa. Recuperado de https://youtu.be/Dox7Eyzv0p8 el 15 de marzo de 2020.
-Gabastou, J. M. y Morales C. (2020, marzo 21). Entrevista para El País. Recuperada el 22 de marzo de https://elpais.com/sociedad/2020-03-21/en-mexico-hay-cosas-que-se-estan-haciendo-correctamente-pero-eso-no-significa-que-todo-va-a-salir-bien.html
-Lazcano, A. (2020, marzo 6). Entrevista en Canal 22. Recuperada el 20 de marzo de 2020, de https://youtu.be/cL6Tno4Ilik
-Secretaria de Salud (2020). Aviso epidemiológico. Recuperado el 21 de marzo de 2020, de https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/541794/AE_Enfermedad_COVID-19_SARS-CoV-2_2020.03.17.pdf
-Secretaria de Salud (2020). Comunicado técnico diario. Recuperado el 24 de marzo de 2020, de https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/543207/Comunicado_Tecnico_Diario_COVID-19_2020.03.24.pdf