¿»Accidente ambiental» en el acuario del mundo?

Imaginemos que el planeta Tierra se formó un 1 de enero y el ser humano apareció en escena el 31 de diciembre de ese mismo año a las 11:49 pm. En esos escasos 9 minutos —que en realidad son alrededor de 20,000 años— nos hemos convertido en la especie que más ha modificado al planeta.

Hoy en día, cada vez es más frecuente enterarnos de noticias relacionadas con el impacto que el ser humano ha generado sobre los ecosistemas y el medio ambiente. De entre ellas, los llamados “accidentes ambientales” han provocado una indignación particular en la población, pues normalmente son producto de malos manejos, corrupción y poca o nula consciencia ambiental, además de que, por ser repentinos, en ciertos casos pueden tener efectos más dramáticos en la naturaleza que los procesos graduales.

Grupo México y sus “accidentes”

En México, el último “accidente” más sonado —y del que quizás hayas escuchado— fue el ocurrido el pasado 10 de julio en el Golfo de California. La empresa minera Grupo México derramó 3,000 litros de ácido sulfúrico directamente sobre el mar por el fallo de una válvula en un tanque en la Terminal Marítima de Guaymas, mientras se realizaban labores de limpieza de las tuberías.

Este hecho tuvo un eco particular debido a que internacionalmente el Golfo de California es considerado el acuario del mundo por su majestuosa biodiversidad marina. Fue bautizado por el afamado explorador e investigador francés Jaques Cousteau. Además, es reconocido como patrimonio de la humanidad por la UNESCO.

En conferencia de prensa, el titular de la SEMARNAT, el Dr. Víctor Toledo, afirmó que a través de 20 años la minera ha provocado 22 “accidentes ambientales”, 14 en México y el resto en Perú, Estados Unidos y España, de los cuales la secretaría solo ha empezado una “revisión cuidadosa”. El vertido de 40 millones de metros cúbicos de sulfato de cobre y metales pesados en los ríos Sonora y Bacanuchi son de los eventos más trágicos, 25 mil habitantes de siete municipios dependían de esas cuencas.

Toledo advirtió que la SEMARNAT tiene la capacidad legal de suspender las operaciones de Grupo México y fijó el día 26 de julio como fecha límite para que se entregara información adicional respecto al derrame en Guaymas, mientras que CONAGUA se encargaría de los análisis de niveles de toxicidad en el agua. El 20 de julio la PROFEPA (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente) clausuró la Terminal Marítima de Mexicana de Cobre (filial de Grupo México) en Guaymas, Sonora.

Durante los días posteriores al suceso, en redes sociales se publicaron fotografías de animales marinos muertos que supuestamente aparecieron en las costas circundantes. Sin embargo, el 22 de julio, Grupo México señaló que el derrame “fue inofensivo” y descartó que haya ocasionado daños ambientales en la zona, debido a que la cantidad del químico vertida fue “reducida”. También se deslindó de los 22 daños ambientales de los que fue acusada por la SEMARNAT y destacó que han sido sólo dos los accidentes ocurridos en más de 50 años de operación y que han sido remediados.

La opinión de la ciencia

Los científicos Adrián Villegas Jiménez, Jesús Antonio Cruz Varela, Roberto Escalante-Ramírez y Juan Antonio Delgado Contreras (miembros de la Red Binacional de Oceanólogos), señalaron que el impacto de este suceso debe ser valorado cuanto antes, incluyendo la caracterización del derrame: la cantidad y calidad de los contaminantes, sitio, hora del día y velocidad del vertimiento.

Mencionaron que —de la fauna marina— los organismos asociados a los sedimentos del fondo (conocidos como organismos bentónicos), son las comunidades más vulnerables ante este tipo de sucesos pues no tienen capacidad de desplazamiento. Cabe mencionar que el daño a la biodiversidad marina no solo ocurre en organismos móviles como los peces y los mamíferos marinos (también conocidos como necton). Las comunidades bentónicas —la región ecológica en el nivel más bajo de un cuerpo de agua— son muy importantes por su gran biodiversidad y por su papel ecológico en el ecosistema.

 

Fig. 1 Esquema que muestra la clasificación de organismos marinos con base en su tamaño y en su movilidad. Imagen tomada de ecoafrik

Para determinar de una manera precisa los impactos del derrame en el agua de mar, los oceanólogos mencionaron que es indispensable realizar una determinación de la calidad del agua en varios puntos de la Bahía de Guaymas que incluyan: temperatura, pH, alcalinidad, metales pesados, hidrocarburos y pesticidas. Asimismo, afirman que la sanción monetaria impuesta a Grupo México por el derrame no sería suficiente, sino que es necesario que se establezca un monitoreo permanente de la calidad del agua y los sedimentos de la bahía financiado por la compañía a manera de compensación.

También proponen que este tipo de monitoreos permitirá realizar pronósticos con ayuda de modelos numéricos en tiempo real ante estos sucesos, con lo cual se podrá saber cómo proceder ante ellos. Por esta razón, los oceanólogos sugieren que los monitoreos de mediano plazo deberían ser instaurados en todos los puertos del país y que deberían contar con la participación del gobierno, instituciones encargadas del medio ambiente, instituciones educativas y de investigación.

Las protestas

El pasado 17 de julio alrededor de 200 personas se manifestaron en Sonora afuera de las oficinas centrales de la empresa trasnacional, y exigieron al gobierno que revoque las concesiones mineras que se le han otorgado. Asimismo, que obligue al responsable a remediar los daños causados. Dos días después, un grupo de personas —activistas, académicos y estudiantes— se manifestaron frente a las instalaciones de Grupo México en la Ciudad de México para visibilizar el problema y exigir justicia por los daños ambientales generados por la compañía. No obstante, en ninguna de las protestas se presentó algún representante de Grupo México.

¿Qué sigue?

A lo largo del texto la palabra accidente se encuentra entre comillas. La razón es sencilla: las empresas que se dedican a explotar los recursos naturales para generar fortunas exorbitantes deberían de prospectar todos los riesgos que implican sus actividades, particularmente cuando se desarrollan en contextos vulnerables como el del acuario del mundo o las periferias de cuerpos acuáticos de los cuales no sólo dependen los humanos, sino también ecosistemas enteros. Deberían de existir protocolos de acción inmediata ante fallos no previstos en sus labores. A este tipo de empresas no se le debería permitir cometer ningún “accidente”.

Por ahora —a 5 meses del suceso— sigue en espera la resolución de la PROFEPA en relación a las sanciones. Se prevé que sean de alrededor de los 4 millones 2000 mil pesos y que incluyan acciones para remediar los daños causados.

Lejos de acostumbrarnos o evadir la realidad porque “ya estoy hart@ de tantas noticias tan tristes, ya me mejor llévame, diosito”, es importante que conozcamos la situación ambiental del mundo y de nuestro país, y que la compartamos con quienes nos rodean. Solo así comenzará a diseminarse la conciencia ambiental y la exigencia hacia los gobiernos de redireccionar el rumbo.

Fig. 2 Tiburón ballena en el Golfo de California. Imagen tomada de bigfish

**Imagen de la portada tomada del periódico Excelsior "Grupo México esparció tres mil litros de ácido sulfúrico en el Mar de Cortés"**