Los seres humanos producimos enormes cantidades de basura y hasta ahorita no tenemos una solución perfecta para hacer algo con ella. Un informe hecho por el Banco Mundial en el 2016 dice que cada año se generan 2,010 millones de toneladas de desechos sólidos. ¡Lo cual es muchísimo! Para darnos una idea, en 2016, se generaron 242 millones de toneladas de desechos plásticos, lo que equivale a 24 billones de botellas de plástico de 500ml o al peso de 3.4 millones de ballenas azules adultas ¿Verdad que sí es mucho?
Pero para empeorar las cosas, una actualización del mismo informe proyecta que debido a la rápida urbanización, el crecimiento de la población y el desarrollo económico, la cantidad de desechos a nivel mundial aumentará 70% en los próximos 30 años llegando a un asombroso volumen de ¡3,400 millones de toneladas de desechos generados anualmente!
Como podemos ver, nuestro problema de basura es enorme y bastante grave, tenemos muchísima basura, tanta que ni debajo de la cama la lograríamos esconder. Pero… ¿y si la arrojamos a los volcanes? ¿Sería una buena solución? ¿O es demasiado peligroso?
Bueno, las erupciones volcánicas son de los fenómenos naturales más asombrosos, aterradores y devastadores que puedan existir. Esto hace parecer que los volcanes son incineradores naturales perfectos para deshacernos de nuestra basura. Pero hay algunos pequeños inconvenientes para que podamos hacerlo:
Número 1. Por más obvio que parezca, necesitamos un volcán: No se trata de conseguir cualquier volcán, debemos conseguir uno activo, lo cual representa el primer obstáculo para poder deshacernos de la basura, porque se estima que en el mundo solo hay 1,500 volcanes activos que, por obvias razones, se encuentran alejados de las ciudades. Por lo que llevar la basura hasta ellos sería muy costoso.
Número 2. Necesitamos el tipo de volcán correcto: Supongamos que se consigue el financiamiento para llevar la basura hasta los volcanes, después de gastar tanto dinero sería una pena descubrir que ni siquiera es el tipo de volcán correcto, porque sí, necesitamos un volcán en específico. El tipo de volcán que necesitamos, aparte de que sea activo, debe contener un lago de lava. Actualmente solo hay 9 de ellos que se mantienen en forma constante. Estos lagos se encuentran en estratovolcanes como el volcán Erebus y en volcanes en escudo como el Kilauea. Lo ideal sería encontrar un lago de lava en un volcán en escudo puesto que tienen flujos de lava lentos, aunque acercarse sería igual peligroso. En cambio, los estratovolcanes tienen erupciones volcánicas explosivas y muy violentas, por lo que tirar la basura en uno de ellos sería mucho más riesgoso.
Número 3. Arrojar la basura tendría un resultado explosivo (literalmente): Suponiendo que encontramos el volcán ideal para arrojar nuestra basura, ese bonito volcán en escudo activo con un hermoso y ardiente lago de lava. ¿Qué tan buena idea sería arrojar cosas ahí? Pues para empezar los lagos de lava son muy inestables, extremadamente calientes, emanan gases venenosos, salpican lava y arrojan rocas constantemente. La situación se pone explosiva cuando se arrojan cosas a ellos, y lo digo literalmente porque los cúmulos de materia orgánica, como comida no se queman cuando alcanzan la lava, ¡sino que explotan! Si no me creen pueden preguntarle al grupo de investigadores que en 2002 arrojaron una bolsa de basura al volcán Erta Ale en Etiopía. La razón de estas explosiones aún no es del todo clara, pero se cree que se debe a que el agua contenida en la basura hierve inmediatamente al entrar en contacto con la lava. Así que ya podemos darnos una idea de qué pasaría si se arrojan cantidades más grandes de basura.
Pero también es importante mencionar que no toda la basura explotaría, por ejemplo, el plástico. Este al entrar en contacto con la lava comenzaría a generar vapores peligrosos y algo similar pasaría con los desechos médicos. Estados Unidos incinera el 90% de sus residuos médicos por dos motivos: Reducir el volumen de los desechos y matar a los agentes infecciosos. Sin embargo, la quema de gasas con sangre, agujas usadas e incluso órganos extraídos como amígdalas y apéndices crean subproductos peligrosos como dioxinas y monóxido de carbono, es por ello que, los incineradores hospitalarios se cuentan con filtros para retener esos contaminantes. Pero si los desechos médicos se quemaran en un volcán todos los contaminantes irían a parar a la atmósfera sin contar que es posible que el material no se esterilicé correctamente por lo que seguiría siendo un riesgo biológico.
¿Y si quisiéramos arrojar los residuos radiactivos a un volcán? Ésta en definitiva es una pésima idea. Un volcán no tiene la temperatura suficiente para fundir el material radiactivo, es más, es muy probable que ni siquiera lo tragaría. Esto daría como resultado que los desechos radiactivos se quedaran en la parte más alta de la lava solidificada del volcán, si este entra en erupción sería un verdadero problema porque todo el material radiactivo saldría junto con la lava, misma que sería extremadamente radiactiva.
Así que, en conclusión: No es buena idea arrojar nuestra basura a los volcanes. El costo sería elevado, definitivamente se trataría de un trabajo peligroso y al intentar solucionar un problema de contaminación… contaminaríamos de otra manera. Por lo que debemos buscar la manera de generar menos basura, y esto lo podemos lograr cambiando pequeños hábitos como evitar comprar productos en empaques innecesarios, llevar bolsas de tela para hacer las compras, incluso (y por más ñoño que se vea) podemos llevar nuestros propios cubiertos para evitar que nos den desechables cuando salimos a comer. ¡Todo sea por nuestro bello y hermoso planeta!