Sostenes de células vivas

Dosel

Rubén Islas(@ruben_97)| 02 julio 2023

 

A la memoria de Alaíde Foppa

 

Soportar, sujetar desde abajo, aguantar, esto es lo que nos dice la raíz etimológica de la palabra sostener y de lo que les contaré a continuación a partir de una analogía que me puso a reflexionar. Sostener es una palabra que cobra profundo sentido cuando observamos los árboles y vemos sus principales partes, desde las raíces que les anclan al piso, hasta los troncos firmes que denotan su grandeza y, que a su vez, sostienen las ramas que forman la copa que se agita con un verdor en cada una de las hojas vivas que se mueven y respiran. 

Si multiplicamos la misma estructura (raíces, troncos, ramas, hojas) y la  imaginamos irrigada a través del suelo una y otra vez, lo que descubrimos es que forma a un bosque o selva. Todo esto es lo que podemos observar mientras caminamos entre los árboles de un bosque, y fue en una de estas caminatas, que note que el dosel, es decir todas esas hojas verdes y vivas, que todo sitio con vegetación arbórea tiene, está sostenido por madera. Esos troncos, y sus variadas cortezas, que suben desde el suelo dejando atrás las raíces, me impresionaron por darme cuenta que sostenían las diversas ramas y cúmulos de hojas que respiran y que a su vez sostienen muchas más formas de vida, incluida la mía.

Entonces de pronto vuelvo a mi mismx, cuando recuerdo mis caminatas entre los árboles del bosque, pienso en qué es lo que me sostiene a mí. Vuelvo entonces al significado de sostener, si en los bosques las hojas verdes que fotosintetizan son sostenidas por madera en forma de troncos, ¿qué nos sostiene a nosotrxs como humanxs?, ¿cuál es la estructura que soporta todo lo que somos?. 

La respuesta la encontré más tarde en un poema de Alaíde Foppa que publicó en su libro llamado Elogió a mi cuerpo. En ese poema, titulado “Los huesos”, descubrí algo increíble, algo que me movió y me regresó al significado de la palabra sostener, y que me hizo ligar la madera con mis huesos. 

 

LOS HUESOS

 

Alabo
el tibio ropaje
la apariencia
el fugitivo semblante.
Y casi olvido
la obediente armazón
que me sostiene,
el maniquí ingenioso,
el ágil esqueleto
que me lleva.

 

Pocas veces me detuve a pensar antes sobre qué era lo que me sostenía, ahora sé que es ese “ágil esqueleto”, ese armazón de calcio en mi interior que me sostiene cada que camino bajo el dosel del bosque. Mi soporte,  contrario al de los árboles, se mueve, y hasta corre, los huesos articulados dentro de mí me permiten moverme, me dan sostén y soporte. 

Fue así que a partir de esta analogía empecé a buscar más información sobre aquellas células que me sostienen a mí, y sobre aquellas que forman la madera en lxs árboles. Sobre los huesos leí y descubrí los osteoclastos y los osteoblastos, células constructoras y destructoras de hueso, las cuales trabajan en el interior de mi ser, formando el armazón esquelético que está dentro de mí.

Soportes

Mientras que la madera en el reino vegetal y su formación es posible gracias a un entramado de células vivas que permiten la deposición de lignina en las paredes celulares de otras células que pasarán a estar más inactivas. Estas células más inactivas se engruesan y endurecen, proceso conocido como crecimiento secundario y que es el responsable de que se forme la madera. Las células lignificadas o inertes pasan a formar la mayor parte de la masa del árbol, miles y miles de células inactivas junto a células que siguen permitiendo el crecimiento.

Así, una caminata en el bosque y la lectura de un poema, me permitió reflexionar sobre las similitudes entre un árbol y mi esqueleto, permitiendo entender qué es lo que sostiene mi cuerpo, y qué es lo que sostiene las hojas en el dosel de lxs árboles. Solo por mencionar estos ejemplos, pero las distintas formas de vida tienen diversos sostenes. Desde los corales calcáreos en el mar resguardando a los pólipos, hasta las conchas de los moluscos y cangrejos ermitaños que fungen como hogares, así como los esqueletos de diferentes animales vertebrados, etc. Entonces fue que mi armazón, el cual obvie durante años, se volvió increíblemente fantástico, así como la madera en los árboles la cual también había obviado. 

Encontrar lo común entre yo y un árbol es algo impactante, ambxs somos un cúmulo de células en un ambiente dado, y ambxs necesitamos algo que nos sostiene, que nos da estructura y soporte, estabilidad, firmeza y dureza, en los árboles la madera, en mí, el esqueleto, todo conectado. Hay muchas diferencias entre nosotrxs, de hecho nos separan reinos de distancia, unx en Animalia y lxs árboles en Plantae. 

Evolutivamente somos tan diferentes, sin embargo ambos necesitamos algo que nos sostenga, algo que nos dé un soporte. Además, lxs árboles y yo nos sostenemos unxs a otrxs. Me refiero al hecho de expandir el significado de sostener, no solo en un sentido de soporte para cada árbol o para cada humanx, sino al hecho de que la vida vegetal, capaz de tener crecimiento secundario (es decir madera) sostiene parte del mundo. Así también nosostrxs como vida animal tenemos la capacidad de sostener a otrxs seres, en este caso de cuidar a lxs árboles. Las relaciones se hacen evidentes cuando son develadas.

Es útil ver lo común para limitar las barreras que nos han hecho perder de vista lo obvio. Ambxs seres buscan sostenerse en el mundo, y así como los árboles nos sostienen, nosotrxs debemos sostener a esas hojas en el dosel de igual forma, porque aunque duros, firmes, anchos, largos, fuertes, los árboles y arbustos tienen una fragilidad parecida a la de nuestro huesos. Dejo un último poema de Alaíde Foppa donde habla de esa fragilidad de su ser y la compara metafóricamente con un mimbre.

 

CREÍA SER UN BOSQUE

 

Creía ser un bosque

lleno de voces vivas,

que la próxima mañana

despertara: un bosque

surcado de corrientes fugitivas.

 

Mi esperanza creía

que con la luz primera

un bosque en mí florecía.

 

Pero la brisa de la aurora

Sólo halló un mimbre delgado,

tan débil, que lo dobló

su delicado soplo.

 

Referencias

Alaíde Foppa (amediavoz.com)

Alaíde Foppa | VINDICTAS (unam.mx)