Futuras pandemias a la luz del Paradigma de Estocolmo

Dentro de la investigación científica tenemos enigmas, anomalías, hipótesis, teorías, paradigmas, unas formulan preguntas y otras respuestas. Al vivir en una realidad que está constantemente bajo estudio, en presencia de un fenómeno el mundo de la ciencia buscará entenderlo. A veces  tenemos diversas formas de entender dicho fenómeno, cuestión que  puede llegar a generar conflictos de creencias, porque los datos pueden apoyar una o la otra. Por lo que se han desarrollado diversas hipótesis, teorías, leyes y paradigmas que justamente buscan explicar nuestro entorno de una forma imparcial. 

Los paradigmas, entonces, resuelven problemas dentro de su marco de referencia [sea la disciplina científica en la que se encuentre el enfoque], logrando así entender el mundo y explicarlo. Enfocándonos en el campo de la biología, les presento el Paradigma de Estocolmo, que dentro del infortunio que es la pandemia actual es el ejemplo perfecto para entender dicho paradigma y cómo es que podría explicar el futuro

¿Cambiar o resistir?

Al estudiar las relaciones hospedero-patógeno no cabe duda que se tiene que hablar sobre ecología, evolución, inclusive una carrera armamentista que puede llevar a mutaciones especiales. A todo esto, el paradigma previo al de Estocolmo enunciaba que los patógenos debían desarrollar nuevas capacidades para poder colonizar un nuevo huésped, pero es incorrecto. 

Esta idea me hace recordar algunas clases en la licenciatura en las que ponían el ejemplo de las polillas blancas y negras. Se decía que la revolución industrial llevó a las polillas blancas a volverse negras, pero esto no fue así, el incremento del smog hizo que las polillas blancas fueran más visibles entre la oscuridad del humo y por ende más depredadas a comparación de las ya existentes polillas negras, que al camuflarse, evitaban ese fin. Lo mismo sucede con los patógenos, pues ya tienen la capacidad de colonizar múltiples espacios. Ellos no tienen que cambiar sus habilidades colonizadoras, lo que sí va a cambiar será su prevalencia según  cómo vaya cambiando el ambiente en que se encuentren. Esto es lo que el estudio de la ecología de patógenos dentro de la biología nos permitió llegar a entender y que posteriormente se convertiría en el Paradigma de Estocolmo. 

 El Paradigma explica que la capacidad de los patógenos para asociarse a un hospedero va a depender de la ocurrencia de los caracteres específicos que poseen los hospederos, en específico aquellos que representan los recursos que el patógeno requiere. La expansión en la colonización de hospederos se va a deber a cambios en la dinámica ecológica que genere la exposición de hospederos a los parásitos y viceversa. Un ejemplo en el cambio de las dinámicas ecológicas ocurre cuando a una ciudad llegan patógenos diferentes o nuevos a los que no hemos sido expuestos. Los nuevos agentes pueden entrar  con la llegada de recursos externos o de especies de vida silvestre y exótica, aunque también por disminuir hábitats de otros animales. 

Básicamente cuando cambiamos el espacio que nos rodea, cuando cosificamos a los recursos naturales que nos rodean y nos creemos la mentira antropocentrista de que podemos hacer lo que queramos con el planeta, incrementamos las oportunidades para que patógenos puedan mezclarse con diversos hospederos, ya sean nuestras mascotas o nosotros mismos. Esto conlleva a pandemias y es justamente porque nos agrupamos en ciudades, que la dispersión de las enfermedades emergentes es más rápida. 

Es por esto que los patógenos se han vuelto mucho mejores para encontrarnos de lo que teníamos en mente, pero no porque ellos cambien para poder enfermarnos, sino porque nosotros disminuimos las barreras que nos separaban de ellos. Está disrupción no pone en riesgo solo al humano, también a nuestros cultivos y ganado. Continuamente incrementamos la proximidad con diversos patógenos, por las nuevas condiciones en las que vivimos y es por lo que se necesito un Paradigma que nos ayudará a entender estas interacciones. 

¿Cambiar nuestro entorno o cambiar nosotros?

Como mencionaba previamente el Paradigma de Estocolmo sugiere que los patógenos se asocian a un hospedero en particular por los recursos que estos poseen y que son justamente los que el patógeno requiere. Adicionalmente, la capacidad del patógeno para asociarse a más hospederos yace en qué tan filogenéticamente distribuidos están los recursos en otros organismos, convirtiéndolos en hospederos aptos para ser colonizados. Entonces, con base en esto, se refuta la idea que “el patógeno va evolucionando rápidamente para poder colonizar nuevos organismos que funjan de hospederos”. En realidad la mayoría de las colonizaciones de nuevos hospederos son el resultado del patógeno aprovechando las nuevas oportunidades de obtención de recursos utilizando capacidades preexistentes.  

Figura 1. Esta ilustración nos permite entender los diferentes hospederos, HR: con un círculo pequeño, son los hospederos realizados, que se encuentran dentro de un círculo grande, HP: hospederos potenciales, siendo todos los posibles organismos que podrían infectarse, pero que generalmente no lo están por el aislamiento ecológico. Con este sentido el círculo de los HR podría crecer, pero nunca superará el círculo que lo contiene de hospederos potenciales aunque sí podría igualarlo.  Por Edith Carriquiry. 

Lo importante es reconocer y, lo que el Paradigma nos permite entender es, que se darán muchas enfermedades emergentes y que continuaremos con crisis de enfermedades infecciosas dependiendo de qué tanto cambie el ambiente y de cómo interactuemos con él. Ya que dichas enfermedades se ven asociadas a cambios significativos en el espacio de oportunidad para los patógenos, de tal forma que aumenta la lista de potenciales hospederos a ser colonizados. Y dichas oportunidades se verán propiciadas por la crisis climática que estamos viviendo y que estamos por vivir. 

Debemos entender que el cambio climático puede exacerbar las condiciones en las que vivimos ahora. Va a propiciar el desplazamiento y/o relocalización de muchas especies, provocando cambios en sus áreas de distribución y estableciendo nuevas conexiones entre los humanos y las especies domesticadas con organismos de vida silvestre. 

Aunque esto podría parecer catastrófico, lo bello de la biología es que al entender un fenómeno, también podemos encontrar las soluciones y/o prevenir futuras situaciones. Todavía podemos mitigar muchas de las condiciones que podríamos llegar a vivir. Pero, si no cambiamos la forma en que interactuamos con el ambiente que nos rodea, si no respetamos el aislamiento ecológico que existe con otras especies y continuamos deteriorando hábitats para que obtengamos más “beneficios” como aeropuertos más grandes o un nuevo centro comercial, seguiremos teniendo pandemias mundiales. Lo más probable es que se vuelvan aún más frecuentes porque recalco: el cambio climático viene para exacerbar condiciones y generar cambios en las formas de vida de TODAS las especies del planeta. No olvidemos que no somos el centro del universo y recordemos que coexistimos con aproximadamente 7.77 millones de especies animales, de las cuales solo conocemos poco más del 10%. Realmente el siguiente patógeno podría provenir de donde sea. 

Imagen destacada de Adam Nieścioruk  en Unsplash