A la sombra del almacén

Es probable que menos de una cuarta parte de los habitantes del Cañón del Padre pueden obtener un trabajo en el nuevo almacén.

Por: Saúl Villafañe-Barajas y Raiza Pilatowsky Gruner 

Regresas a casa luego de otro día sin conseguir un trabajo estable. Alcanzas a escuchar dentro de los murmullos de los vecinos que, después de 30 años de carecer de servicios públicos y residir en casas de cartón, al fin la comunidad donde vives tiene una nueva esperanza. Distingues un montón de luces que parecen ser los faros de grandes camiones y escuchas al unísono “¡Ya están aquí!”. ¿Qué está pasando? Una de las empresas multinacionales más ricas del planeta, Amazon, ha decido construir un centro de distribución de mercancía, CEDI, en tu comunidad. Pero ¿de verdad este almacén cambiará las cosas?

Vamos por puntos. Este CEDI forma parte del parque industrial Real Estate Management and Services Group (RMSG) en la colonia Alamar en Tijuana, Baja California. De acuerdo al CEO de Amazon México, la apertura de este CEDI generará la “fabulosa” cantidad de 250 empleos y favorecerá al bienestar social. Asimismo, la presidenta municipal de Tijuana, Karla Ruiz McFarland, pronostica que la presencia de este centro llevará a la reactivación económica y aumentará el bienestar de las familias locales. Esto puede sonar positivo, pero debemos preguntarnos ¿por qué si esa zona ha estado por más de 25 años en esas condiciones, las autoridades estatales esperaron hasta ahora para “solucionar” el problema? ¿Por qué esperaron al sector privado para al fin “generar” empleos en la zona? ¿Realmente estos nuevos empleos beneficiarán a los habitantes del lugar o más bien es una estrategia comercial de la empresa? Todo apunta a que el gigante de las ventas electrónicas será el más beneficiado a expensas del oportunismo y la explotación de la población de Cañón del Padre, la cual teme ser desmantelada por la mala imagen que podría dar a la empresa por la condición de los asentamientos.

Desde hace varios años, al igual que muchas zonas de la ciudad, esta colonia ha sufrido un gran deterioro ambiental y social a causa del desarrollo urbano e industrial que se ha dado en la región en la búsqueda del tan afamado crecimiento económico. Este desarrollo sin planeación por parte de las autoridades locales, así como la falta de participación de las comunidades circundantes, ha llevado a la producción de espacios con altos índices de delincuencia, pobreza e inundaciones; asimismo, la falta de oportunidades para acceder a viviendas dignas y accesibles han llevado a la instalación de asentamientos irregulares sin acceso a servicios básicos en esa zona.

Aunque es probable que menos de una cuarta parte de los habitantes del Cañón del Padre pueden obtener un trabajo en la nueva planta, la dicotomía que marca una barda entre la cuarta empresa más rica del planeta y una comunidad que ni siquiera tiene acceso a agua potable va más allá de una obra caritativa de Jeff Bezos. Si por algo es famosa su empresa es por instalarse en sitios donde se le otorguen altos subsidios, donde la mano de obra sea lo más barata posible y la sobreexplotación de sus trabajadores no se cuestione. En su búsqueda de monopolizar el comercio electrónico en la región y continuar la deducción de impuestos, México es el escenario perfecto. La experta en economía política global, la Dra. Charmaine Chua, explica que este nuevo centro de distribución, al estar tan cerca del mayor almacén de Amazon en Estados Unidos, fungirá como sitio de descarga de productos provenientes de la frontera, aprovechará la mano de obra mal pagada en México y favorecerá la evasión del pago de aranceles de envíos procedentes de China. Este mecanismo hace eco de lo que también pasa en Estados Unidos, donde los almacenes de Amazon se establecen en comunidades empobrecidas que ofrecen poca resistencia a estos procesos y que a la larga las termina afectando más.

Si bien Amazon y el gobierno municipal de Tijuana celebran que este nuevo almacén estuvo acompañado de una inversión de más de 21 millones de dólares, es importante preguntarnos si en verdad estos recursos se verán reflejados en la región que tantos beneficios dará a la empresa. Ya sabemos que la respuesta a esto es negativa, por lo que también debemos empezar a exigir algo más que ese abstracto desarrollo económico que aparentemente ayudará a todos pero que en realidad beneficia a unos pocos. Es necesario exigir a nuestros representantes que trabajen en proyectos de desarrollo urbano reales y coherentes con las necesidades de la comunidad en lugar de buscar “solucionar” un problema que ha estado presente por más de treinta años. Lo que el caso del almacén de Amazon nos demuestra es que tenemos que dejar de andar detrás de las pocas migajas que dejan las grandes corporaciones y empezar a replantearnos cómo se piensa el bienestar de las personas, desde una visión que responda a las necesidades locales y no a las de mercados al otro lado del mundo o de la frontera.

Foto de portada por Sean Robbins en Unsplash 

Esta entrada fue publicada originalmente en Sopitas.com