Un viaje por los maelstroms del planeta

Por miles de años el ser humano ha navegado los mares en búsqueda de nuevos territorios, de alimento, de un nuevo hogar. Muchos hemos escuchado las historias sobre piratas, vikingos y los peligros de alta mar. Una de las amenazas marinas más temidas son los torbellinos oceánicos, que son enormes vórtices en medio del océano. Tal vez el más famoso de ellos es el Maelstrom, que según la mitología nórdica era capaz de tragar barcos y era el hogar del mítico Kraken. Este torbellino ha estado en otras historias: lo observamos en Piratas del Caribe cuando Calipso se niega a ayudarles a los piratas y en Percy Jackson se presenta como el monstruo Caribdis que forma el torbellino. Aunque los torbellinos sí son muy comunes en la naturaleza y tienen un papel importante en la dinámica oceánica, como estas entretenidas historias nos cuentan, lo cierto es que generalmente se exagera en su tamaño y en los peligros que representan para naves tan grandes como los barcos.

Antigua carta marina donde se observa el torbellino oceánico y los monstruos que se creían habitaban en dicha zona.

El océano es un sistema complejo controlado por las corrientes marinas, las cuales transportan las aguas cálidas de los trópicos a los polos, y las frías polares hacia el Ecuador. Imaginemos el sistema circulatorio del cuerpo humano, la sangre viaja de un lado a otro por las venas transportando oxígeno a los tejidos. Si se aplica suficiente fuerza, capilares pueden llegar a romperse y se forman acumulaciones de sangre en un sitio específico, llamados hematomas. Algo similar puede llegar a pasar en el océano, cuando una corriente de agua recibe suficiente presión por diferencia de fuerzas se puede seccionar una parte de la corriente, separándose del flujo principal y formar lo que conocemos como torbellino oceánico. Esto puede ocurrir cuando, por ejemplo, un aumento en el contacto con el fondo marino genera fricción y ralentiza una corriente oceánica y, cuando una zona ralentizada converge con otra corriente que va muy rápido (como la corriente del Golfo) se secciona dicha parte del flujo principal. Cuando se separa de la corriente principal, la ruptura del balance entre la inercia de la corriente y la fricción de fondo, sumada a la fuerza que ejerce la contracorriente serán claves para la formación de los remolinos (Fig. 1). Estamos hablando que la contracorriente debe superar una velocidad de aproximadamente 1 m/s para que se pueda generar un vórtice.

En esta esquematización podemos observar las características principales de un vórtice: diámetro, cavidad y el eje central. La profundidad del vórtice dependerá de la profundidad del suelo marino. En la derecha, A) ejemplifica con las flechas azules la corriente principal de agua, mientras que las líneas rojas fuerzas de contracorriente que B) pueden seccionar una parte de la corriente principal y generar un vórtice que se mantiene por la convergencia de fuerzas y la diferencia de densidades en las corrientes.

Los remolinos que se separaron del curso principal son estructuras capaces de capturar las propiedades termohalinas de su lugar de origen (es decir atrapan agua fría o cálida o de diferentes densidades en su centro) y pueden transportarlas hacia el interior del océano. Justamente, es la diferencia de temperatura entre el remolino y el agua circundante la que crea una fuerte diferencia de densidad que les ayuda a durar en movimiento. Estos torbellinos no se quedan estáticos en un punto del océano, lo cierto es que pueden transportarse a través del mar. Pueden alcanzar tamaños de 100 km, por lo que se les conoce como remolinos de mesoescala y también pueden alcanzar los 1500 metros de profundidad (dependiendo de la profundidad del suelo marino). Tienen relevancia en procesos oceánicos, puesto que generan variaciones en el nivel del mar, transforman los gradientes de salinidad y el calor de las masas de agua. 

Los torbellinos son muy importantes para transportar masas de agua, por ejemplo el torbellino de Agulhas lleva agua con propiedades del océano Índico hasta el Sur Atlántico. Además, su papel intercambiando agua por sus diferentes temperaturas y transportándose por todo el océano los hace importantes termorreguladores de la temperatura planetaria. De hecho, son responsables de la mayor parte de la conducción de calor oceánico hacia los polos, a través de la corriente antártica circumpolar. Más de la mitad de la energía cinética de la circulación del océano se contiene en el plano de los remolinos de mesoescala. Entrando un poco más a fondo sobre la importancia de los torbellinos oceánicos y su rol ecosistémico, su habilidad de movilizarse a través del océano los vuelve un mecanismo esencial para el transporte de nutrientes, de microorganismos e inclusive de alimento. Surten de nutrientes las regiones costeras y es así como surgen las zonas de superficie oceánica con crecimiento de plancton.

Temperatura de la superficie oceánica. La vista es del Suratlántico y muestra el torbellino Agulhas originado cerca de Cabo de Buena Esperanza.

¿Son peligrosos para el humano?

En general la respuesta es no. Si se trata de navegación sobre la superficie oceánica y te encuentras en un barco crucero, no tienes nada que temer, el barco es lo suficientemente grande como para llegar a ser “tragado” por el vórtice que se genera. Pero si estás en una lanchita y se trata de un remolino grande, si puede ser peligroso. Aunque si eres de emociones fuertes hay tours en lancha por el famoso remolino Maelstrom en Bodo, Noruega. 

Sin embargo, si hablamos de navegación submarina es otra historia. Recordemos que los remolinos oceánicos se forman prácticamente de la nada, su formación no es predecible ya que dependen de condiciones especiales temporales lo que les agrega un peligro adicional, en especial cuando se dan por montañas sumergidas. En 2014, el submarino 372 chino comenzó a caer en picada inesperadamente, lo cual requirió acción rápida para cambiar la boyancia y poder flotar fuera del torbellino. Por lo que si no vas en un submarino, no hay peligro inminente y si vas en un submarino el personal a bordo está más que capacitado para reaccionar ante este tipo de situaciones.

Remolino Naruto en Japón, el puente Naruto es el lugar perfecto para observar el torbellino.

Ahora que ya conoces los beneficios y algunos de los peligros asociados a los maelstroms si quieres aventurarte a conocer alguno de ellos, estos son algunos de los más famosos. El Caribdis, en el estrecho de Messina, entre Italia continental y la isla de Sicilia, el Maelstrom (Saltstraumen), que ya se ha mencionado previamente, en Noruega. El remolino Naruto, localizado entre la isla Naruto y Awaji en Japón, es el cuarto más rápido del mundo. También hay uno en el golfo de México que fue instrumental para contener el derrame de petróleo de la plataforma Deepwater Horizon

En definitiva, los remolinos oceánicos son críticos para el funcionamiento de los ecosistemas marinos y el impacto que tienen sobre los ecosistemas terrestres también es de ser notado, las investigaciones que actualmente se realizan sobre ellos sin duda darán luz a nuevos descubrimientos que ayudarán a entender mejor el funcionamiento de nuestro planeta.

 

Imagen de portada por Arvid Høidahl en Unsplash