¿Qué hay detrás de la ‘ola gigantesca’? Los tsunamis y su formación

Texto de Itzel Yamilet Moreno Ramírez

Muchos lugares han sido escenario de películas que retratan el potencial desastroso de los tsunamis, y en la vida real también hemos visto las consecuencias de esas enormes masas de agua en países como Chile, la isla de Sumatra y Japón. Podemos preguntamos, ¿qué hay detrás de esta gran ola paralizante que se manifiesta ante la ocurrencia de un tsunami? La ciencia y la mitología lo explican de diferentes formas, y nosotros te lo contamos en esta columna.

Origen de la palabra Tsunami

“Tsunami”  es una palabra de origen japonés que proviene de “tsu” (bahía o puerto) y “nami” (ola), adaptada por la RAE con el concepto de “Ola gigantesca producida por un maremoto o una erupción volcánica en el fondo del mar”. Algunos tsunamis son generados por impacto de meteoritos, o también por explosiones nucleares derivadas de actividades humanas. La primera de las causas ya mencionadas es también la más común: los sismos en el océano.

Japón es considerado un territorio de alta sismicidad  (esto lo observaremos en la Fig. 2). Numerosas catástrofes han ocurrido en ese país —la última, en marzo del 2011 donde dejó 15,812 muertos y poco más de 300 heridos— así que los japoneses han intentado explicar este fenómeno desde hace muchos años, por ejemplo, a través de la leyenda de “Amenasu, el dios de las aguas japonesas” responsable de los tsunamis según la mitología japonesa.

Según cuentan, este pez ballena habitaba el lago Mashu-un, lago de caldera en Tehikaga-cho, Hokkaido —que además es considerado el lago más transparente del mundo— dentro de sí contenía toda el agua del Pacífico. Un día devoró a un ciervo que bebía agua en las orillas del lago, y el llanto tan puro de este animal en su interior perforó las entrañas de la bestia y liberó así las aguas y al pequeño cervatillo. La aldea de los Ainu fue la única que sobrevivió ante tremendo evento, esto porque un pájaro que vio todo les advirtió y subieron a los montes más altos, y hasta estos días, este poblado ha sido el único que no ha sufrido los estragos de un Tsunami.

Así que con esta historia la ira de Amenasu es la provocadora de los Tsunamis, ¿pero qué realmente explica este fenómeno natural?

Fig. 1 Imagen de Amenasu devorando un ciervo 

 

Cómo se generan los Tsunamis

Según la Secretaría de Marina de la Armada de México (SEMAR), “se producen por una dislocación súbita de una porción extensa del fondo marino”. Esto es, una perturbación que solo ocurre en los bordes convergentes de las placas tectónicas es decir, los márgenes de las placas que chocan o las placas que se hunden hacia el mantorecordemos que el planeta Tierra es como un gran rompecabezas, donde las piezas son las placas tectónicas, sólo que aquí sí hay placas viejas que son recicladas hundiéndose en el manto mientras otras son generadas en las dorsales océanicas (algo así como una cordillera de volcanes submarinos).

Fig. 2 Cinturón de Fuego del Pacífico

La energía potencial liberada en el epicentro —el punto en el interior de la Tierra donde se produce un sismo—  se propaga hacia las costas mediante ondas desplazando grandes volúmenes de agua, generando así las grandes olas que comúnmente relacionamos con los tsunamis. La velocidad de propagación es diferente en mar abierto, con valores de alrededor de 800 km/hora (lo que se relaciona con la profundidad, que llega a ser de 5000 metros en estas zonas), respecto de la costa, donde sólo llega a 35 km/hora (y aquí hay 10 metros de profundidad). Lo importante de la velocidad es que llega la ola es porque con esa misma se calcula la velocidad con la que llegará a la costa y además el área afectada por la inundación cuando toque tierra.

Fig. 3 Formación de un tsunami. Imagen tomada de Nature

El interés de cualquier rama de las Ciencias de la Tierra es reconocer la forma en que la sociedad es influida por los procesos que ocurren en el planeta y cómo la actividad humana puede alterar el equilibrio de los sistemas terrestres, siendo los tsunamis parte de estos. En particular, eventos violentos en el mar radica en si habrá o no un efecto en las zonas costeras, a lo que se le llama inundación, y que tiene lugar debido al efecto de amplificación al llegar a la costa. Esta se manifiesta como una marea que sube rápidamente o en ocasiones como una pared de agua que avanza sobre la costa, pudiendo penetrar varios kilómetros tierra adentro alcanzando alturas de hasta 30 metros. Estas inundaciones pueden ser repentinas o incluir una retirada del mar seguida de una inundación.

De este interés antropogénico se deriva una clasificación para estos fenómenos, que dependerá de la distancia entre la costa y la fuente: 

Tsunamis locales: aquel cuya distancia entre la fuente y la costa inferior a 100 km (<1 h de viaje), por lo tanto los efectos de la inundación son muy destructivos. Estos han causado el 90% de las muertes de entre las otras clasificaciones.

Tsunamis regionales: donde la zona potencial de destrucción se encuentra a máximo 1000 km de la fuente, los tsunamis pertenecientes a esta clase son bastante destructivos porque la región que puede abarcar su efecto está a una distancia de viaje entre 1 y 3 horas, por lo que puede causar también muchas muertes y pérdidas materiales.

Tsunamis lejanos: se llaman así cuando la fuente está a más de 1000 km de distancia, es decir, costas opuestas del océano, donde el tiempo de viaje es mayor a medio día.

Actualmente existe un programa internacional que requiere de la participación, principalmente, de los observatorios sismológicos y mareográficos de los países que se encuentren en el Pacífico para reportar cualquier anomalía, ya que la encomienda del Sistema Internacional de Alerta de Tsunami del Pacífico es detectar y ubicar terremotos en esa región para analizar la posible generación de un Tsunami y poder difundir la información oportunamente para cuidar la seguridad de las poblaciones en riesgo.

El Grupo Intergubernamental de Coordinación para el Sistema de Alarma de Tsunami del Pacífico (GIC/ITSU) está integrado por los siguientes países: Australia, Canadá, Chile, China, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos de América, Federación Rusa, Fiji, Filipinas, Francia, Guatemala, Reino Unido, Indonesia, Islas Cook, Japón, México, Nicaragua, Nueva Zelanda, Perú, República Democrática Popular de Corea, Samoa Occidental, Singapur y Tailandia.

El caso de México donde tenemos una zona de subducción resulta importante estudiar porque como ya vimos, la mayoría de estos fenómenos ocurren en el Cinturón de fuego del Océano Pacífico, un área de intensa actividad sísmica y volcánica, y nuestro país Pertenece a esta zona.

Fig. 4 Imagen del funcionamiento de la instrumentación encargada de las alertas de tsunamis

  • Ávila-Armella, A., Pedrozo-Acuña, A., Silva-Casarín, R., & Simmonds, D. J. (2015). Predicción de la inundación generada por tsunamis en la costa pacífica mexicana. Tecnología y ciencias del agua, 20(4), 5-18.
  • Vásquez López, J. P. (2014). Red Neuronal Feedforward como estimador de patrones de corrientes en el interior del Puerto de Manzanillo sujeto a la acción de tsunamis. Publicación técnica 406. 
  • Imagen de la portada La_Gran_ola_de_Kanagawa