¿Es septiembre realmente el mes de los sismos?

Por Manuel Aguilar | 14 de septiembre del 2021 

Conceptos básicos

México es un país rico en biodiversidad, cultura, gastronomía y un largo etcétera. Además, el territorio mexicano se encuentra en una zona tectónicamente compleja, producto de la interacción de cinco placas tectónicas: Placa de Norte-América, Placa de Cocos, Placa de Rivera, Placa del Pacífico y Placa del Caribe.  Esta complejidad tectónica genera una riqueza geológica impresionante pero también es responsable de la actividad sísmica que constantemente experimenta el país. 

Por definición, un sismo ocurre cuando grandes masas de roca que se encuentran en el interior de la Tierra se rompen, lo cual provoca una liberación súbita de energía. Una porción de esta energía se propaga en forma de ondas sísmicas a través de la Tierra, fenómeno que genera el movimiento del terreno a su paso, mismo que puede ser o no perceptible por nosotros. A grandes rasgos, esto último dependerá del lugar en donde estemos, de la distancia a la que nos encontremos del epicentro y, por supuesto, de la magnitud. 

Es menester definir el concepto de magnitud antes de abordar el contenido de esta nota porque nos estaremos refiriendo a él con frecuencia. Seguramente has visto o escuchado, a través de algún medio de comunicación, que cuando se reporta la localización de un sismo se habla de una localización puntual, es decir el famoso epicentro. En términos prácticos esta representación funciona, aunque en la realidad la idea es más compleja puesto que los sismos “rompen” a lo largo de una región, misma que recibe el nombre de área de ruptura. Entonces, la magnitud es una cantidad adimensional que está relacionada tanto con el tamaño de dicha área como con la cantidad de energía liberada durante el temblor, lo cual implica que los sismos de mayor magnitud liberan una cantidad de energía más grande. Históricamente la magnitud se ha confundido con la intensidad, lo cual no es correcto porque esta última está relacionada con la severidad del movimiento en un lugar determinado, haciendo a la intensidad dependiente de la posición. Finalmente, consideramos importante remarcar que cuando se reporta un sismo, usualmente se da su localización y se dice su magnitud únicamente usando el número. Por ejemplo: “sismo de magnitud 7.1 ocurrido en las costas de Acapulco el 7 de septiembre de 2021”.

Análisis temporal de la sismicidad en México: datos y coincidencias

En México es inevitable no hablar de movimientos telúricos al menos una vez en la vida de los más de 125 millones de mexicanas y mexicanos. Estas conversaciones son tal vez más frecuentes en septiembre,  pues parece existir una creencia popular de que es “el mes de los sismos” o “la temporada de sismos”. Esta idea ha tomado fuerza en el subconsciente colectivo debido a las desafortunadas coincidencias que involucran a la ocurrencia de sismos importantes ese mes, llegando a ocurrir incluso en días idénticos de años diferentes. Por ejemplo, los sismos del 19 de septiembre de los años 1985 y 2017. El primero de ellos fue de magnitud 8.1 y su epicentro se localizó en el estado de Michoacán. Por otro lado, el segundo fue de magnitud 7.1 y su epicentro se ubicó entre los estados de Puebla y Morelos. En ambos casos, las afectaciones en la Ciudad de México fueron importantes, por lo que muchas personas que viven ahí los recuerdan con especial terror. Incluso existen testimonios de personas que vivieron ambos sismos, quienes afirman que, al prender la televisión en 2017, parecía que se estaban viendo las imágenes de 1985 pero ahora a color y en alta definición. 

Recientemente se ha unido al club de las casualidades un nuevo día, ya que la noche del 7 de septiembre del 2017 ocurrió un sismo de magnitud 8.2 localizado en el Golfo de Tehuantepec. Cuatro años después, el 7 de septiembre del 2021 ocurrió un sismo, localizado cerca de Acapulco, cuya magnitud fue 7.1 y también fue perceptible en la Ciudad de México, lo cual contribuyó en el alza del miedo colectivo y a su vez motivó la elaboración de esta nota que busca combatir la desinformación y generar tranquilidad al lector a través de la conciencia.

Como ya hemos visto, la creencia de que septiembre es el mes de los sismos parece tener como principal argumento las coincidencias mencionadas con anterioridad. En consecuencia, pensamos en un análisis y recopilamos información que nos permitieran poner a prueba la especulación ya mencionada, bajo la hipótesis de que tal aseveración sobre septiembre es errónea. Para hacerlo, analizamos 175 sismos ocurridos entre enero de 1900 y septiembre del 2021. La información de estos fue recuperada del catálogo de eventos que se encuentra disponible en el sitio web del Servicio Sismológico Nacional. La magnitud mínima que utilizamos fue 6.4, ya que esta es la que denominamos magnitud de completitud del catálogo utilizado. Entender este concepto es muy intuitivo: representa la magnitud mínima que puede ser encontrada en todo el catálogo a través del tiempo, lo que significa que podremos incluir tanto a los sismos más antiguos como a los más recientes en el análisis. Además, consideraremos solo aquellos sismos cuyo epicentro se encuentre a una distancia menor de 1000 km de la Ciudad de México, lo cual aumenta las posibilidades de que hayan sido percibidos en la metrópoli y, en consecuencia, sean potencialmente recordables por sus habitantes. La Figura que incluimos muestra un mapa de la localización de dichos sismos con respecto a la Ciudad de México.

Imagen elaborada por Manuel J. Aguilar-Velázquez utilizando los datos del Catálogo de sismos del Servicio Sismológico Nacional (http://www2.ssn.unam.mx:8080/catalogo/). 

En la Figura también se puede observar la distribución temporal de estos eventos. El siguiente paso fue contabilizar a los eventos que ocurrieron por mes a lo largo del tiempo, observando que en todos los meses han ocurrido al menos nueve eventos importantes. También se puede apreciar que no existe un patrón claro que nos diga cuál es “la temporada de los sismos en México”, lo cual era un resultado que podía esperarse puesto que en todos los meses ha habido sismos de gran magnitud en nuestro país, hecho que confirma que la hipótesis de que septiembre es el mes de los sismos es errónea.

Sin embargo, bajo el supuesto de que las coincidencias mencionadas con anterioridad alimentan el mito alrededor de septiembre, nos permitimos hacer una recopilación de coincidencias que también se han registrado en otros meses a lo largo del tiempo: 

  • Ejemplo 1: el sismo del 18 de abril de 1902, el cual fue localizado cerca de las costas de Chiapas y tuvo una magnitud de 7.5. 100 años después, el 18 de abril del 2002, ocurrió un sismo en las costas de Guerrero cuya magnitud fue 6.5. Tuvieron que pasar otros 12 años para situarnos en el 18 de abril de 2014, día en que ocurrió un sismo de magnitud 7.2 cerca de Petatlán, Guerrero.      
  • Ejemplo 2: la noche del 21 de enero del 2003 ocurrió un sismo de magnitud 7.6 en las costas de Colima. 13 años después, el 21 de enero de 2016, ocurrió un sismo en Jalisco cuya magnitud fue 6.5. 
  • Ejemplo 3: el 3 de febrero de 1911 ocurrió un sismo de magnitud 6.5 y fue localizado cerca de Huajuapan de León, Oaxaca. 59 años después, el 3 de febrero de 1970 ocurrió un sismo de magnitud 6.6 en al sur de San Marcos, Guerrero.
  • Ejemplo 4: este incluso tiene       coincidencias con un hecho histórico de México.      El 7 de junio de 1911 ocurrió un sismo de magnitud 7.6 localizado en las costas de Michoacán. Este sismo es famoso porque coincide con el día en que Francisco I. Madero llegaba triunfante a la Ciudad de México debido a la renuncia de Porfirio Díaz a la presidencia de la nación después de más de 30 años en el poder. Siete años después, el 7 de junio de 1918, ocurrió otro sismo en las costas de Michoacán de magnitud 6.6. Pasaron 58 años más para que ocurriera otro gran sismo, mismo que llegó el 7 de junio de 1976 y que fue localizado en las costas de Guerrero; su magnitud fue 6.5. Seis años después, el 7 de junio de 1982, ocurrieron dos sismos con una diferencia de cuatro horas entre sí, localizados en las costas de Oaxaca y Guerrero con magnitudes 6.9 y 7.0, respectivamente.

Hablemos de otros dos sismos históricos e icónicos para la sismología mexicana. Primero, el sismo de Acambay del 19 de noviembre de 1912 ha sido estudiado exhaustivamente por los sismólogos mexicanos puesto que se generó relativamente cerca de la Ciudad de México, concretamente dentro de la Faja Volcánica Trans-Mexicana. Se le estimó una magnitud de 6.9, lo cual resultó extraño dada la zona donde se originó. Coincidentemente, 107 años después, el 19 de noviembre pero del 2019, ocurrió un sismo de magnitud 6.4 cerca de Chiapas. El otro sismo icónico es el del 28 de julio de 1957 con una magnitud 7.8 y localizado cerca de San Marcos, Guerrero. Este terremoto es recordado porque el movimiento que provocó en la Ciudad de México fue capaz de derrumbar el Ángel de la Independencia, razón por la cual se le suele conocer como “el sismo del Ángel”. Si bien en el catálogo analizado no tenemos evidencia de una coincidencia temporal con otro evento sísmico, destacamos el hecho de que el sismo del Ángel no ocurrió en septiembre.

Anteriormente dijimos que el sismo de 2017 ocupa el primer lugar de los sismos de mayor magnitud. Sin embargo, comparte dicho primer lugar con el ocurrido en las costas de Jalisco el 3 de junio de 1932, también de magnitud 8.2. En ambos casos, es correcto darles ese lugar aclarando que solo aplicaría en el entendido de que ocurrieron cuando ya existía la instrumentación sísmica. Esta aclaración es importante porque el 28 de marzo de 1787 ocurrió un sismo en las costas de Oaxaca y su magnitud se ha estimado en 8.6, lo cual indicaría que en realidad ese sería el más grande del que se tenga conocimiento en territorio nacional. De acuerdo con el Catálogo de Sismos Históricos de México elaborado por el Dr. Gerardo Suárez, quien es Investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, se puede inferir la información de este evento a partir de los daños documentados por los pobladores en diferentes ciudades del país, misma que se ha recuperado a partir de fuentes hemerográficas. No se tienen datos de sismos que hayan ocurrido el mismo día en años previos ni posteriores. Sin embargo, queremos destacar el hecho de que ocurrió en el mes de marzo, lo que refuerza la idea de que los grandes sismos pueden ocurrir en cualquier mes.

Para nuestro siguiente ejemplo saldremos por un momento de la Ciudad de México y nos situaremos en el estado de Baja California. El 4 de abril de 2010 ocurrió un sismo de magnitud 7.2 en el Valle de Mexicali, mismo que está catalogado como el terremoto de mayor magnitud en la región y se le suele conocer como “el sismo El Mayor-Cucapah”. Nuevamente, no tenemos registro de coincidencias temporales con otros sismos, pero como vemos no ocurrió en septiembre. De hecho, si se revisan los sismos de magnitud mayor de 7.0 ocurridos en Baja California, Baja California Sur y el Golfo de California, ninguno de ellos ocurrió en septiembre: 8 de diciembre de 1901, M7.0, Golfo de California; 12 de diciembre de 1902, M7.1, Baja California Sur; 16 de octubre de 1907, M7.1, Golfo de California; 20 de noviembre de 1915, M7.0, Baja California; 31 de diciembre de 1934, M7.1, Baja California; 18 de mayo de 1940, M7.1, Baja California; 29 de abril de 1954, M7.0, Golfo de California.

¿Sismos de gran magnitud alrededor del mundo en septiembre?

Como último ejercicio, analizamos algunos sismos ocurridos fuera de nuestro territorio. Concretamente los cinco de mayor magnitud de los cuales se tiene registro en la historia de la humanidad; ninguno de ellos ocurrió en septiembre (esto de acuerdo con el catálogo del Servicio Geológico de los Estados Unidos). El sismo de mayor magnitud registrado en nuestra historia ocurrió en Valdivia, Chile. Se le estimó una magnitud de 9.5 y ocurrió el 22 de mayo de 1960. Por otro lado, el gran sismo de Alaska de magnitud 9.2 ocurrió el 28 de marzo de 1964. Posteriormente tenemos a los sismos de Sumatra y Japón de este siglo, ambos de magnitud 9.1; ocurrieron los días 26 de diciembre del 2004 y 11 de marzo del 2011, respectivamente. Por último, el 4 de noviembre de 1952 ocurrió un sismo de magnitud 9.0 en las costas de Kamchatka, Rusia.

Conclusiones

En conclusión, el análisis de la sismicidad de gran magnitud ocurrida en México en el periodo de tiempo que establecimos nos permitió encontrar y compartir con el lector algunos ejemplos de coincidencias interesantes. Esto nos lleva a decir que en cualquier momento puede ocurrir un sismo de gran magnitud en México, hecho que además es extrapolable al resto del mundo. Por lo tanto, la hipótesis de que septiembre es el mes de los sismos es errónea. Hoy en día, la teoría y la instrumentación NO permiten la predicción de sismos. En consecuencia, y aceptando desde ya que septiembre no es el mes de los sismos puesto que tiembla todo el tiempo, debemos estar preparados siempre. Invitamos al lector a tomar conciencia de que vivimos en un país sísmicamente activo ya que, como ya vimos, los sismos no tienen fechas preferidas para su ocurrencia.

Agradecimientos

Los datos sismológicos fueron obtenidos por el Servicio Sismológico Nacional (México). Agradecemos a todo el personal de este por el mantenimiento de las estaciones, la adquisición y distribución de los datos.

-Manuel J. Aguilar-Velázquez (@ManuAguilar411), Estudiante de Doctorado en el Posgrado en Ciencias de la Tierra de la UNAM.

Imagen de portada por Yang Shuo disponible en Unsplash